Fiestas rancias
A pesar de lo mucho que viaja la gente hoy día, parece que en España aún no se han enterado de que existen muchos países en cuyas fiestas no es obligado emborracharse, ni torturar animales, o convertir la ciudad en un polvorín. De modo que en tales sitios se divierte y disfrutan gentes de todas las edades, niños pequeños, adultos y ancianos, sin correr riesgos de ninguna clase. Dichos países también tienen culturas milenarias, y en la antigüedad se practicaban en ellos rituales salvajes, pero con el paso de los siglos y la llegada de la civilización aquellas prácticas se han desterrado, y solo permanecen testimonialmente en los libros de historia.
En España desgraciadamente las fiestas son un retorno al pasado más rancio y mostrenco, donde la principal atracción suele consistir en una exhibición de hombría malentendida por parte de los mozos de los pueblos, con el aderezo de algún tipo de abuso contra animales, o escarnio de ciertas personas. Vivimos en el siglo XXI, pero algunos de nuestros compatriotas se han estancado en la Edad Media, y lo peor es el ejemplo que ofrecen a sus hijos.