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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ignorancia de la ley

ES BIEN lamentable que el escritor y catedrático jubilado Agustín García Calvo se sienta angustiado por la deuda contraída con Hacienda, pero esa misma angustia afecta a muchos otros ciudadanos, sin que por ello se les ocurra poner un anuncio en el periódico pidiendo que algún mecenas les saque del apuro. Nadie discute su derecho a hacerlo, pero la argumentación en nombre de la cual el escritor y algunos de sus valedores han justificado la insólita iniciativa merece algún comentario.Haber sido víctima de la arbitrariedad e injusticia del franquismo es timbre de orgullo para cualquier demócrata, pero ello no le exime de pagar impuestos. Considerar que las convicciones personales contrarias al sistema impositivo justifican dejar de pagar supone erigir a la propia conciencia en juez y parte. Que el escritor se sienta perturbado en su labor creativa por la existencia de esa deuda es una desgracia para él y sus lectores, pero de ello no se deduce ningún derecho a un trato de favor por parte de Hacienda. Que existen defraudadores mayores que él y que sus 10 millones de deuda no van a resolver el problema del déficit público son afirmaciones verosímiles, pero ninguna de ellas convalida la defraudación fiscal.

Por lo demás, es dudoso que la persistencia de García Calvo en el incumplimiento de la ley -reconoce que no ha hecho nunca su declaración de la renta y que ello es ilegal- pueda considerarse ejemplo de coherencia personal: para serlo, su gesto de desobediencia a la norma tendría que haber ido acompañado por su disposición a asumir la sanción que del mismo pudiera derivarse. No parece que tal sea la actitud de quien apela a que "algún potentado movido por su mala conciencia le resuelva el problema". La mención a la subvención solicitada a la Comunidad de Castilla y León para completar el pago de las obras de rehabilitación del caserón en que habita el escritor añade perplejidad al asunto: ¿ignora García Calvo que es mediante los impuestos como las instituciones obtienen el dinero de las subvenciones que conceden?

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