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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La nueva iniciativa de Gorbachov

EL MOMENTO escogido por Mijail Gorbachov para su nueva iniciativa sobre desarme nuclear es significativo: las negociaciones de Ginebra sobre armamentos nucleares y espaciales, que se habían suspendido en vísperas de la cumbre de los jefes de Estado de EE UU y la URS S, se reanudaron ayer. Reagan se ha limitado a un mensaje expresando el deseo de que los trabajos progresen. Los norteamericanos consideran que ellos hicieron la última propuesta detallada, a comienzos de noviembre, y que, por tanto, "la pelota está en el lado soviético", como acaba de afirmar Kenneth Adelman, el máximo responsable de la Administración de Reagan en cuestiones de control y desarme. Pero Gorbachov ha desbordado ese marco y ha logrado un impacto en la opinión pública. Las primeras reacciones de los medios gubernamentales de EE UU, y en particular de Europa, han sido favorables.¿Qué hay de nuevo en el plan de Gorbachov? Se trata, en gran parte, de una refundición de anteriores propuestas. Pero hay un aspecto de perspectiva general que sería necio subestimar. Cuando Reagan presentó su proyecto de Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), declaró que su meta histórica era liberar a la humanidad de las armas nucleares: el camino para ello era crear gigantescos escudos impenetrables. El último plan de Gorbachov traza para el año 2000 el objetivo de una humanidad sin armas nucleares por un camino que parece a primera vista más sencillo: tres etapas de reducciones de dichas armas, para desembocar en su desaparición. En cualquier caso, que tanto soviéticos como norteamericanos definan hoy como meta decisiva no ya "el equilibrio" o "la paridad", sino el fin de las armas nucleares, es una coincidencia que desborda el plano de la propaganda.

En términos concretos, hay dos aspectos en los que Gorbachov ha dado pasos en un sentido positivo: primero, la prolongación por tres meses de la moratoria unilateral de pruebas nucleares, que en principio debía concluir el 31 de diciembre pasado. Es un gesto de buena voluntad, reconocido como tal por círculos de EE UU sin ninguna simpatía hacia la URS S; debe permitir un examen más a fondo de la cuestión. El segundo aspecto se refiere a los misiles de alcance medio, que incluye los SS -20, los Pershing 2 y los misiles de crucero. Ya la declaración conjunta de la cumbre de Ginebra contenía una alusión a un eventual acuerdo provisional sobre estos cohetes. Lo nuevo en las palabras de Gorbachov es que, en la primera etapa de desarme, propone no una reducción, sino la eliminación de los cohetes de alcance medio, tanto soviéticos como norteamericanos, situados en Europa. En la primera reacción norteamericana a este punto se ha recordado que existe cierta similitud con anteriores sugerencias hechas por EE UU. Lo que sobresale en este punto de las últimas propuestas de la URSS es la voluntad de ir al encuentro de una preocupación fundamental de los Gobiernos europeos; al especificar que en la primera etapa Francia y el Reino Unido congelarían sus armamentos (su reducción vendrá después), Gorbachov tiene en cuenta lo defendido siempre por esos dos Estados.

Comparando el plan de Gorbachov con las posiciones expuestas reiteradamente por EE UU, el mayor obstáculo que sigue existiendo es la guerra de las galaxias: Estados Unidos la considera innegociable y acusa a los soviéticos de haber comenzado ellos, ya, la militarización del espacio; la URSS dice que imposibilita cualquier progreso en el desarme. Gorbachov no ha modificado esta tesis. Este punto estará sobre el tapete de las futuras cumbres, que fueron decididas entonces. La próxima tendrá lugar con motivo de la visita de Gorbachov a Norteamérica, en junio o en el otoño próximos. Hasta entonces las negociaciones de Ginebra seguirán enmarcadas por ese desacuerdo esencial.

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