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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hijos de Don Quijote

El movimiento de personas sin techo, que bajo el nombre de Hijos de Don Quijote, ha acampado en París al borde del Sena y en otras ciudades francesas, ha logrado forzar la mano al Gobierno ante la gran cita electoral. Tras un llamamiento sobre este tema, incluido en el discurso de fin de año del presidente Jacques Chirac, el primer ministro Dominique de Villepin ha prometido que el 17 de enero presentará un proyecto de ley para hacer reclamable ante la justicia la obligación del Estado, en todos sus niveles, de proporcionar una vivienda digna a todos los ciudadanos. El derecho a la vivienda, que como nominal está en muchas constituciones, incluida la española, se equipara así con el de la sanidad o la educación, como una prestación y no una mera titularidad, en la línea abierta en 2002 por el Gobierno regional en Escocia con un programa que va hasta 2012 y pretende dar cobijo a los que carecen de una vivienda mínima.

No es un derecho fácil de aplicar. Para empezar, faltan viviendas. La actual mayoría conservadora eliminó en buena parte la obligación de reservar un 20% de las nuevas construcciones a los menos favorecidos. Ahora, tras un periodo de experimentación, el Gobierno preve introducir este derecho en una primera etapa (2008-2012) para los más desfavorecidos (los que viven en la calle, los más pobres, o las mujeres solas con niños), a la que después se irán incorporando otros sectores de la población, con un plan para disponer de unas 600.000 viviendas sociales que faltan en la actualidad. En 2006 se han construido en Francia 140.000 viviendas sociales, pero el número de los sin techo ha seguido creciendo.

Este derecho a la vivienda existe en Francia desde al menos 1946, pero no se precisaba contra quién debía pleitear un ciudadano para que se le aplicara. Ahora será el Estado el responsable, aunque podrá delegar esta función en las regiones, departamentos y municipios, según la reclamen estos. La propuesta ha provocado revuelo en medios jurídicos. Muchos de ellos no consideran factible la judicialización de este derecho.

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El paso dado por De Villepin tiene bastante carga demagógica. Pero entre la presión de los Hijos de Don Quijote y de las inminentes elecciones, la falta de vivienda digna para casi un millón de personas se ha convertido en tema central del debate público. Las elecciones presidenciales y el discurso social de la candidata socialista, Ségolène Royal, hacen que todos los aspirantes al Elíseo, incluido el muy liberal Nicolas Sarkozy desde la derecha, hayan entrado en la carrera por impulsar programas sociales en Francia.

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