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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Historia en Iowa

Obama se convierte en el primer negro con posibilidades reales de ocupar la Casa Blanca

Los caucuses del pequeño Estado de Iowa han reventado las apuestas para las primarias de las presidenciales de la mayor potencia mundial. Ha triunfado Barack Obama con su mensaje de cambio. No sólo por su amplia victoria, sino también porque sus seguidores, del partido e independientes, y sobre todo los más jóvenes, se han movilizado como nunca antes. La temperatura ha subido repentinamente varios grados con vistas a las primarias de New Hampshire, y las más de 20 siguientes citas, especialmente las del megamartes del 5 de febrero.

Cambio también ha surgido en las filas republicanas con el triunfo de Mike Huckabee, que sin el dinero del derrotado Mitt Romney ha triunfado gracias al voto evangélico, muy importante en Iowa (pero no en New Hampshire). Pastor baptista, es toda una indicación de que, al menos en las filas republicanas, el factor religioso sigue pesando y puede deparar más de una sorpresa. El sexto lugar de Rudolph Giuliani es un pésimo comienzo para el ex alcalde de Nueva York. En cuanto a John McCain, se reservó para New Hampshire sin aparecer siquiera por Iowa. Si en el demócrata las líneas de fuerza están más claras, la batalla por la nominación está completamente abierta en el campo republicano.

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Que Obama, negro, haya llegado en cabeza, y con distancia, de los demócratas en un Estado mayoritariamente blanco y rural indica que la raza no desempeña ningún papel crucial en esta carrera electoral. Lo que ha hecho Obama es movilizar al electorado joven e independiente con su mensaje de cambio. Las asambleas comunitarias de los demócratas de deliberación y votación -los caucuses que fueron precursores de las primarias- vivieron un récord de participación, casi el doble que en 2004, mientras las republicanas quedaban estancadas.

El triunfo de Obama significa también que, al menos en Iowa, la experiencia, de la que tanto hacía gala Hillary Clinton, cuenta menos que el carácter y las promesas de cambio en la forma de hacer política y su contenido, aunque éste no esté aún claro. Ahora la senadora por Nueva York, que quedó tercera tras John Edwards, tendrá que abrazar abiertamente esta doctrina de su rival. Iowa ha reflejado también que las preocupaciones por el deterioro de la situación económica han pesado más que la inacabable guerra de Irak.

Se decía que Clinton era imparable, aunque inelegible dado el nivel de rechazo que provoca. Su fortaleza ha quedado en duda. Las encuestas nacionales la situaban antes de Iowa a la cabeza de las preferencias demócratas. Tiene que ratificarlo en las siguientes primarias. En cuanto a Edwards, su segundo lugar no es el triunfo que prometía, pero también ratifica "la derrota del statu quo y la victoria del cambio", como lo calificó. La carrera de las primarias acaba de empezar. Será corta pero intensa, y la más cara de la historia. Iowa supone ya una inflexión.

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