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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Huracanes y embarazos

El huracán trastoca la convención republicana, pero la estrella ahora es la gobernadora de Alaska

Al final, la fuerza del huracán Gustav ha sido menor que las previsiones anunciadoras de otras catástrofes como la del Katrina hace tres años, que causó más de un millar y medio de muertos y arrasó Nueva Orleans. Puede respirar tranquilo el senador McCain, a pesar de que el suceso ha hecho trastocar por completo la agenda de la convención republicana, que se abrió sin ruido ni confetis el lunes por la noche en Saint Paul (Minnesota).

Ni Bush ni el vicepresidente Cheney estuvieron en la primera jornada. El presidente creyó que era más sensato trasladarse a Tejas para supervisar desde allí las tareas de control del fenómeno meteorológico. Es probable que McCain, lejos de lamentarse por la ausencia del titular de la Casa Blanca en Minnesota, haya sentido alivio por la ausencia. Bush representa hoy una carga para cualquier republicano que no se desmarque de su política. Las últimas encuestas revelan que apenas un 30% de americanos apoya al presidente, uno de los índices de popularidad más bajos en la historia de las presidencias de Estados Unidos. Precisamente, 10.000 personas se concentraron el pasado lunes en Saint Paul frente a la convención para protestar por la guerra en Irak.

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McCain pudo haber temido que el huracán Gustav recordara el desastre operativo del Gobierno federal con el Katrina en agosto de 2005. Comprobar que se desvaneció la intensidad del ciclón debió de ser también un alivio para él. Incluso su actitud de dejar de lado temporalmente la campaña para concentrarse en la emergencia nacional puede haberle hecho ganar apoyos. Y eso, en definitiva, es lo que buscan tanto él como Obama, quien ha visto cómo su discurso de aceptación de la candidatura demócrata le ha supuesto ampliar la ventaja sobre su rival.

La atención gira en torno a Sarah Palin, la joven gobernadora de Alaska a la que McCain ha escogido como vicepresidenta. Palin, que militó en un partido independentista del Estado norteño, tiene firmes ideas contra el aborto y a favor de la pena de muerte y las armas. Quizá su postura antiabortista fue lo que llevó al equipo de McCain a preferirla antes que a otros. Desde su designación, el tique republicano ha recaudado más dinero. Y el hecho de que su hija mayor, de 17 años, esté embarazada, quiera contraer matrimonio con el padre de la criatura y dar a luz ha granjeado más simpatía que rechazo entre los más conservadores, aunque ha desconcertado a todos.

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