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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Ignacio y Wendy se casan

El pasado sábado, 13 de agosto, una bandera arcoíris envolvió a unos recién casados muy especiales: Wendy e Ignacio. La boda habría sido un tanto particular en casi todos los países del mundo. Porque Wendy Iriepa, de 37 años, se llamaba Alexis apenas en 2007, antes de que decidiera cambiarse de sexo, mientras que el novio, Ignacio Estrada, de 31, es homosexual. Así que esta boda, denominada gay a falta de una denominación más ajustada, no hubiera pasado inadvertida en ningún sitio.

Pero es que además esta singular ceremonia se celebró en Cuba, en La Habana y, más concretamente, en el muy significado Palacio de las Bodas de la Víbora, uno de los barrios más emblemáticos de la capital caribeña. Y ya se sabe que en Cuba estas alegrías de tanto vuelo y tanto revoltijo gustan muy poco a las autoridades. Tan poco como que la madrina de la ceremonia fuera la bloguera Yoani Sánchez, tan malquerida por el régimen.

Pero es de justicia señalar, también, las enormes contradicciones en las que se mueven los cubanos. Wendy fue la primera transexual que salió del Centro de Estudios de la Sexualidad (Cenesex) que dirige Mariela Castro, que es, ni más ni menos, la hija de Raúl Castro y que lleva desde hace años trabajando para la normalización de estas operaciones -a costa del Estado, como allí es obligado- y el reconocimiento de los derechos que lleva consigo. Por eso pudo casarse el otrora Alexis, porque Wendy tiene ahora un carné oficial en el que figura que su sexo es femenino.

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Así que para mayor fanfarria, los novios decidieron celebrar la ceremonia el 13 de agosto, cumpleaños de Fidel Castro, que este año alcanzaba los 85. Mientras en el teatro Carlos Marx se celebraba el acto de homenaje al líder que en teoría ya no gobierna, amenizado por centenares de artistas, Ignacio y Wendy montaban su muy diferente festejo de cumpleaños.

Una manera, aunque quizá un tanto rebuscada, de recordar al mundo aquellos años entre 1965 y 1968 de los infamantes campos de reeducación -UMAP- y de la represión posterior, menos escandalosa pero igual de real, de los homosexuales. Tan solo en 2010 Fidel Castro reconoció aquella aberración. Tardía, pero necesaria rectificación.

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