Irak, la guerra preventiva
La guerra preventiva fue un argumento utilizado en Núremberg (1945) por la defensa de los criminales nazis intentando legitimar la invasión de Polonia; si no había agresión inicial, nadie era responsable de las consecuencias posteriores de la II Guerra Mundial.
La motivación de las Azores era igual de burda, pretendía justificar, de la misma forma, los ataques anticipatorios para prevenir riesgos inminentes y graves. Pero no había armas de destrucción masiva, el dictador Sadam era uno más entre los de la zona, no suponía ningún peligro según la propia inteligencia militar. Simplemente eligió los socios equivocados, rusos de LukOil y franceses de Total, para comprometer el 55% de sus reservas de petróleo. La apropiación del crudo y la garantía de impunidad fueron los motivos únicos de la Guerra de Irak. Poco a poco, el argumentario bélico fue evolucionando, pasamos a defender, con las armas, la democracia electiva, el libre mercado y la igualdad de oportunidades: el modelo de vida del civilizado Occidente frente a la "barbarie fundamentalista del islam".
Nuestros soldados profesionales protegen allí el Estado de derecho que supuestamente disfrutamos aquí, donde la iniciativa privada y la capacidad individual nos permiten ser competitivos y enfrentarnos, civilizadamente eso sí, cada día a nuestros semejantes, no para someterlos por la fuerza, sino para discriminar el acceso, que cada uno merecemos, al mercado globalizado de bienes y servicios. La igualdad ante la ley queda garantizada, los otros principios de la revolución burguesa: la libertad y la fraternidad, pueden limitarse dado el estado de guerra y la dimensión de la amenaza recibida. Hemos renunciado a la superioridad moral que nos otorgaba el condenar todo tipo de violencia política contra el Estado o del Estado.
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