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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

José María, mi padre

Escribo en referencia al artículo de Vargas Llosa José María y la solitaria. Básicamente, quiero aclarar un punto y además agradecer el homenaje. José María Gutiérrez González era mi padre. Vargas Llosa ha definido su forma de ser, su forma de vivir, a la perfección. No se podía haber hecho mejor. Por esa misma personalidad que narra, José María se quedó sin salidas vitales desde hacía tiempo, y vivía sumido en una difícil depresión de la que era imposible sacarle, porque no quería aceptarla.

Pero he de decir que no vivió solo los últimos tiempos, tal como ilustra el escritor; siempre estuvo su familia con él (además de un puñado de amigos que eran como ángeles de la guarda). La familia argentina, cuando y como podía. Y yo viví a su lado, luchando juntos, más de 15 años. Incluso el último episodio, la mudanza a su pueblo natal, lo sufrimos hombro con hombro. Yo quedé viviendo en Madrid, pero lo visitaba cada 15 días. Nunca estuvo solo. Había alternativas, pero su propia cerrazón lo llevó a no elegir ninguna. Y cuando por fin escogió una, ir a vivir a Argentina al lado de su mujer y su hija, resultó que era tarde, por una cruel broma del destino.

Quiero agradecer sinceramente a Vargas Llosa estas palabras. Son sentidas y auténticas, y se nota aprecio real. El episodio de Pantaleón y las visitadoras, el distanciamiento de los amigos, todo hizo mella en mi padre. Unos triunfan y otros no. Efectivamente, mi padre no estaba hecho para triunfar. "Era un fracasado irremediable, pues no se puede ser puro en un mundo de impuros ni ganar guerras sin matar". Gran definición. Sólo puedo decir que me siento la persona más orgullosa del mundo por mi padre. Aunque fracasara. Porque creo que no hay mejor enseñanza que ésa: ser puro en un mundo de impuros, y perder guerras por no querer matar. Pobres de los impuros y de los asesinos, si acaban triunfando gracias a esa actitud. Creo que él volvería a ser como fue. Y en ese sentido, en no doblegarse ante nadie, en ser honesto, noble, terco y leal, espero ser al menos un poco como él.

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Gracias, papá, por dejar esa imagen final. Gracias, Vargas Llosa, por expresarlo tan bien.

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