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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mubarak manda

EGIPTO Es desde hace ya lustros uno de los más leales aliados de Occidente en Oriente Próximo y desde los tiempos de Anuar el Sadat, tan trágicamente truncados, pieza, imprescindible y muy activa en el proceso de paz en Oriente Próximo. Muy al contrario que otros aliados árabes de Occidente que mantienen sus despotismos feudales y teodracias implacables, el régimen de Egipto intenta al menos mostrar avances en la construcción de una democracia laica y pluralista bajo la autoritaria dirección de Hosni Mubarak.El miércoles se celebraron elecciones parla mentarias y, como no se dudaba, el Partido Nacional Democrático de Mubarak ha arrasado en las urnas, según los primeros datos oficiales, con la conquista de 95 de los 106 escaños que se dispu taban los candidatos en esta primera ronda del Parlamento, constituido por 444. La oposición, tanto la moderada como la islamista, queda así reducida a una presencia testimonial e irrelevante fraude irregularidades de Las acusaciones de todo tipo durante la jornada electoral han sido innumerables, y si bien muchas proceden de grupos radicales islamistas conexos con el terrorismo fundamentalista y antidemocrático, caben pocas dudas de que muchas tienen fundamento. La capacidad de intimidación y presión por parte del poder político y económico e n Egipto no es menor que en otros países árabes en los que tradición, estructura social y numerosos intereses se unen en un gran obstáculo para la democracia.

Que incluso suponiéndole voluntad al poder de realizar unas elecciones limpias -lo cual no es poco- éstas no son fáciles es obvio. Los enemigos de la democracia se hallan en todos los segmentos de la sociedad: en el clero, en el Ejército, en las grandes familias de las oligarquías y en sectores de la población que, como sucede en todo el mundo árabe, creen que un Estado islámico combatiría con mayor esfuerzo, eficacia y sinceridad las inmensas diferencias sociales, la rampante miseria y el inmenso desempleo en plena explosión demográfica.

La agitación antioccidental islámica también crece en Egipto como en otros paises de su entorno. Pese a los éxitos del Gobierno en la represión de este movimiento y de sus acciones terroristas, sigue siendo una amenaza.

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Sin embargo, todas las imperfecciones de estos comicios no pueden ocultar que su mera celebración son un paso en la dirección correcta y que todos los abusos habidos no descalifican estos pasos en la dirección correcta. Porque aunque difícil, la instauración de la democracia en esta región es la mejor garantía de paz en la misma.

Hace muy pocos años, tan impensables eran en Egipto unas elecciones plurales y multipartidistas como hoy lo son aún en Siria, por poner un solo ejemplo Mubarak es el líder indiscutible en Egipto y esto es una suerte para Oriente Próximo, pero también para Occidente. Es de esperar que las próximas elecciones sean más limpias que éstas y que la costumbre de consultar a la ciudadanía se extienda por la región.

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