Mercado financiero, mercado alimentario
Sobre la reunión del G-20, los medios de comunicación ya nos han ido adelantando alguno de los asuntos y consensos previos más importantes.
Parece que hay consenso en que la situación económica empieza a mejorar, consenso en que la intervención rápida y masiva de los Estados en los sistemas y mercados financieros nos ha salvado de lo que podía haber sido un drama económico sin precedentes, y, por último, también hay consenso en que para el futuro es necesaria una regulación mucho más profunda e intervencionista de los mercados financieros, para evitar que este tipo de crisis y su gravedad vuelvan a repetirse.
Pero lo que vale para los mercados financieros, sorprendentemente no sirve para los alimentos.
La UE sigue en su política de desregulación y de ayudas a la exportación, que ha llevado a que ocho países de la UE tengan a sus pequeños y medianos productores de leche en huelga, denunciando una crisis en el sector sin precedentes, ahogados por los precios que reciben por debajo de los costes de producción y exigiendo que se acabe con la especulación en los alimentos.
Política europea además de ayuda a la exportación que incrementa la bajada de precios en los países del sur, cuyos pequeños productores se ven amenazados por la entrada en sus mercados locales de competencia europea a bajo precio.
Los bancos se han salvado; pequeños agricultores, ganaderos y consumidores estamos en un callejón sin salida.
