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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Nucleares bajo la lupa

Las centrales nucleares deben ser absolutamente creíbles y transparentes. Por eso es inquietante la sucesión de incidentes en las de Ascó I y II y Vandellòs II, todas ellas en Tarragona y todas con el mismo equipo de gestión bajo la marca Ascó-Vandellòs. Los tres reactores suman 33 sucesos notificables en lo que va de año, lo que supone el 87% de todos los registrados en España y el triple de lo que sería normal. Es cierto que los incidentes no han tenido ningún impacto medioambiental, no han puesto en riesgo la seguridad de la planta ni han afectado a los trabajadores. Alarmar de forma innecesaria sería irresponsable, pero ignorar que algo ocurre en esas centrales lo sería aún más.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) hace bien en pedir responsabilidades a los directivos de las compañías eléctricas propietarias de las plantas, Endesa e Iberdrola, y en aclarar todo lo que está ocurriendo. La central alega que la sucesión de incidentes se debe en parte a que en noviembre pasado el CSN obligó a notificar incidentes que antes pasaban inadvertidos. Es cierto, pero este cambio en el umbral no ha afectado a las otras cuatro instalaciones que hay en España.

Puede ser menor que la señal de alarma de la sala de control de la central se dispare sin motivo; pero no lo es que lo haga cinco veces en cuatro días sin que los técnicos encuentren la causa. Puede que el cierre espontáneo de una válvula que regula la refrigeración en Ascó II que dispara la parada de la planta no merezca demasiada atención, pero sí la merece si los responsables de la central vuelven a conectarla y por dos veces más -y sin que se sepa la causa- la válvula falla.

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Los antecedentes de Vandellòs II, además, obligan a extremar el rigor. En 2005, el CSN acusó a la central de "primar la producción sobre la seguridad" y le impuso una multa de 1,6 millones de euros por dejar degradarse una tubería durante 10 años sin gastar un euro en repararla. Fue el peor incidente nuclear desde el incendio de Vandellòs I, en 1989. El CSN aceptó el pasado miércoles un cambio de diseño importante en Vandellòs II para evitar problemas como el de 2005.

La energía nuclear es hoy imprescindible, ya que produce un 20% de la electricidad que consume España. Por eso precisamente la exigencia de transparencia, inversiones y credibilidad debe ser máxima. El sector nuclear sólo ganará credibilidad si demuestra que es una energía segura y si se acepta que las centrales deben estar bajo la lupa de la opinión pública. Para ello, es deseable que el Consejo de Seguridad Nuclear actúe con firmeza a la hora de sancionar a las plantas. Y lo sería también que las multas a las centrales nucleares pudieran estar en función de los enormes beneficios que generan.

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