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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Partido Populista

Mariano Rajoy inició ayer en Cádiz la campaña de recogida de firmas para pedir al presidente del Gobierno que convoque un referéndum en toda España sobre el Estatuto catalán. Dado que la campaña se desarrollará en paralelo a la discusión del texto en el Congreso, es difícil no ver en la iniciativa un intento de sustituir o presionar a las instituciones. Pedir firmas a favor de la unidad de España y la igualdad de todos los ciudadanos, para contraponer esos dos objetivos al Estatuto catalán que se debate en las Cortes, es puro ventajismo político destinado a movilizar sentimientos más que razones. Algo especialmente arriesgado cuando no faltan sectores interesados en presentar la discusión sobre el nuevo Estatuto como un enfrentamiento entre Cataluña y el resto de España.

La negociación entre el Gobierno y los cuatro partidos que habían aprobado el proyecto de Estatuto ha limado las aristas inconstitucionales o incompatibles con la lógica autonómica, sobre las que habían alertado expertos y políticos, incluyendo algunos del PP. Pero en lugar de felicitarse por esa corrección, la dirección popular ha decidido mantener el discurso del rechazo frontal, e incluso llevar esa confrontación a la calle. Y con los peores argumentos: "Me parece inaudito que haya quien se oponga a que los españoles opinen", dijo ayer Rajoy, en un rapto de demagogia.

Los españoles representados por los diputados están opinando sobre el Estatuto, de acuerdo con las reglas establecidas. La Comisión Constitucional del Congreso y una representación del Parlamento de Cataluña están a punto de iniciar el debate sobre los "motivos de desacuerdo" -así los denomina el reglamento del Congreso- que se presenten en relación al anteproyecto. Se negocia en diversos frentes para buscar el acuerdo más amplio posible, y mañana mismo está prevista una entrevista al respecto entre el portavoz socialista y el del PP. Pero es más fácil meter ruido que argumentar, y repetir lo que se piensa que la gente quiere oír que adaptar la estrategia a la nueva situación.

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La pregunta planteada por el PP es una trampa. ¿O pretende convencernos de que defender la igualdad de derechos de los ciudadanos exige apoyar la convocatoria de un referéndum en toda España sobre el Estatuto de Cataluña? Basta poner la frase en negativo para ver hasta qué punto se trata de una de esas preguntas que sólo admiten una respuesta y que se hacen a los niños para conseguir su adhesión haciéndoles creer que son ellos los que deciden.

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