Personas de primera
El fin de semana pasado, el presidente de Perú, Alan García, dictaminó que las personas que viven en la Amazonia no son "de primera clase".
Y es cierto, no lo son ni para este señor ni para muchos otros: las personas que viven en la Amazonia peruana nunca le han importado al Estado. Nunca, hasta ahora, que como alzan su voz diciendo que los dejen, por lo menos, seguir viviendo de sus propios recursos se han convertido en terrucos. Alan García ya fue presidente de todos y de todas las peruanas. Y tuvo que irse del país perseguido por la justicia. Y esperó hasta que sus delitos prescribieron. Y regresó a Perú, y volvió a presentarse candidato a la presidencia... porque como él es blanquito de piel, él sí que es una persona de primera clase. Entre tanto, los medios de comunicación en Perú dan cuenta de que el Estado acusa a los indígenas de terroristas, para justificar sus acciones, y de que se están escondiendo cadáveres.
Si un solo presidente, en el mundo, puede decir públicamente que existen personas de distintas clases, ¿podemos hablar del triunfo de la democracia quienes creemos que ya obtuvimos todos los desarrollos y derechos pendientes.
