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LA COLUMNA
Columna
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¿Quién teme el final de ETA?

Josep Ramoneda

El Partido Popular vuelve a las andadas. Regresa la obscenidad de acudir a ETA para atacar al Gobierno. Ahora las actas de los terroristas sirven como argumento para pedir la cabeza de Pérez Rubalcaba y para acusar al Gobierno de no sé cuántas traiciones.

La deslealtad con el Gobierno en el proceso de negociación de 2006 le costó muy cara al Partido Popular, hasta el punto de que fue determinante en su derrota de 2008. Ahora ataca de nuevo. ¿Por qué? ¿Por qué Rajoy ya no aguanta más la presión de su entorno mediático? ¿Por qué una vez más al Partido Popular le ha entrado el pánico al ver que el fin de ETA se perfila como una posibilidad real? A la derecha le produce vértigo que se mueva el statu quo.

El Gobierno habló con ETA antes y después del atentado de la T-4. ETA ha dado su versión de estas reuniones. Y la derecha quiere montar un proceso al Gobierno. ¿No son conscientes del despropósito que esto representa? A veces parece como si la derecha tuviera problemas para establecer jerarquías entre sus enemigos. Unas conversaciones con una organización terrorista no pueden retransmitirse en directo. En un proceso de este tipo seguro que hay un montón de medias palabras y de engaños. Seguro también que hay pequeñas concesiones necesarias para tratar de agotar todas las posibilidades. ¿O es que el Partido Popular cuando negoció con ETA detuvo, por ejemplo, a sus interlocutores?

En otros países que han pasado por estos trances -el Reino Unido, por ejemplo- nadie de la oposición ha satanizado al Gobierno por negociar, nadie ha cuestionado que el Gobierno marcara los tiempos y los modos. En España tampoco, hasta la pasada legislatura en que el Partido Popular perdió el sentido de responsabilidad que los partidos habían demostrado en las dos treguas anteriores. Seguro que el Gobierno cometió errores en el proceso de negociación. El más importante de ellos, no haber sido capaz de prever el golpe de la T-4. Y seguro que es discutible que después de aquel atentado se siguiera hablando, aunque ahora sabemos que fue determinante para que el mundo abertzale entendiera que la intransigencia estaba del lado de los etarras.

La tregua acabó mal, porque obviamente no acabó con un acuerdo aceptable que era lo que el Gobierno buscaba. Pero precisamente porque se hicieron muchas cosas bien, el fracaso de la tregua ha abierto la puerta al final de ETA. ¿Qué hizo bien el Gobierno? Seguir deteniendo y, sobre todo, seguir acumulando información durante la tregua, lo que le permitió después desmantelar a la organización terrorista. Y conseguir que quedara meridianamente claro que era ETA y solo ETA la responsable del fracaso.

Desde entonces, ETA está cada vez más atrapada en su propio laberinto. Y carece por completo de iniciativa, como han demostrado sus últimas treguas. ETA se acaba: esto es lo importante. Sin embargo, el Partido Popular tira los papeles de ETA a la cara del Gobierno.

En el Partido Popular hay tres discursos sobre la cuestión terrorista: el de Mayor Oreja, reiterativo en sus obsesiones, que ya ha quedado a beneficio de inventario; el de Aznar, tan cargado de resentimiento que para encontrarle algo de verdad hay que descafeinarlo en un 90%; y el de Rajoy, que parecía haber emprendido la senda del buen sentido, pero que está viviendo estos días un verdadero retorno al pasado. Aznar tuvo el mérito de hacer entender a la clase política, a la justicia y a la ciudadanía que era posible derrotar a ETA. ¿Por qué el Partido Popular se empeña ahora en poner palos a las ruedas cuando el final se acerca?

En la historia de la lucha antiterrorista, el PSOE ha estado siempre marcado por los crímenes del GAL. Aquel terrible episodio le colocó a la defensiva. Y Zapatero, que era de otra generación, no ha sabido superar este trauma y ha vivido siempre a remolque del Partido Popular en esta materia. Solo así se explica la posición adoptada frente a la ilegalización de Sortu, que tantas dudas judiciales genera.

ETA está hoy en una situación desesperada. Con sus direcciones y sus comandos cayendo uno tras otro. Rematar este éxito requiere decisión y complicidad por parte de todos. Y precisamente en este momento, el Partido Popular vuelve con lo que mejor le puede servir a ETA: cargar contra el Gobierno a cuenta de la tregua de la que ETA salió completamente asfixiada. ¿Por qué el Partido Popular teme el fin del terrorismo en el País Vasco?

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