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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Recesión duradera

Las pésimas previsiones de Bruselas deben empujar al Gobierno a activar planes de empleo

Las previsiones económicas de la Comisión Europea (CE) difundidas ayer dibujan un perfil todavía más oscuro para la economía española que las proyecciones revisadas del Gobierno español. Dice Bruselas que la economía española caerá el 2% este año y 0,2% en 2010; que la tasa de paro llegará al 16,1% durante este ejercicio y al 18,7% el siguiente, y que el déficit público se desbordará al 6,2% del PIB y el 5,7% en 2009 y 2010 respectivamente.

Las discrepancias más notables con la previsión del Gobierno están en que el Ministerio de Economía español proyectaba un descenso del PIB este año del 1,6% pero daba por cierta una recuperación en 2010; y que la tasa de paro que pronostica la Comisión para el año que viene es muy superior al 15,7% vaticinado por Pedro Solbes. La Comisión ha dibujado para España un perfil de depresión con al menos dos años de vigencia, mientras que para el conjunto de la Unión Monetaria profetiza vientos de recuperación ya en 2010. Estas diferencias bastan para deducir que la recesión económica será más duradera y profunda en España que en el resto de los países del euro. El comisario Joaquín Almunia explicó el motivo: España tiene que ajustar una enorme burbuja inmobiliaria, y esto requiere más tiempo que las recomposiciones de otros sectores, como el industrial o el de servicios.

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Pero también sugieren que el Ministerio de Economía prefiere no mirar con detalle a medio plazo. Mientras las previsiones de Solbes eran muy realistas para el ejercicio en curso, sobre todo en relación con el disparatado cuadro macroeconómico del Presupuesto o la suposición presidencial de que esta próxima primavera empezará a mejorar el mercado laboral, los cálculos para 2010 adolecían de escasa fundamentación. No es concebible, tal como dicen las previsiones del vicepresidente, un salto sin más desde una caída del PIB del 1,6% a otra de un crecimiento del 1,2%, sin paradas intermedias; y, sobre todo, sin que medie explicación sobre qué factores provocarán ese cambio de tendencia.

En cuanto a las previsiones de Bruselas, se podrá discutir si la tasa de paro llegará o no al 18%, o se quedará en el 16% si los salarios caen y tienen éxito las inversiones municipalizadas del Gobierno. Pero tiene poca discusión su alarma y el Gobierno no puede desoírla, pues arrastra la responsabilidad de haber ignorado públicamente la gravedad de la crisis financiera y minusvalorado los indicios de recesión. Desde el momento en que reconoció la crisis, a mediados de 2008, le corresponde la tarea de activar la recuperación del crédito y urgir la aplicación de los programas de inversión asignados a los ayuntamientos, claramente retrasados.

En cuanto al PP, ante la amenaza de recesión duradera, sería más útil que el primer partido de la oposición se preocupara de activar la inversión en los ayuntamientos que controla en vez de dejarse llevar por la histeria pidiendo la destitución de Solbes sólo porque sus previsiones discrepan de las de la Comisión.

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