_
_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Respuesta a Urdánoz

Contesto con preocupación y algo de pereza al artículo del señor Urdánoz (Nada justifica la desigualdad de voto) que critica uno anterior mío sobre el sistema electoral. Preocupación porque su crítica reposa en un malentendido sobre mis argumentos que indica que no me he explicado bien. Y pereza porque, incluso a pesar del malentendido, sus supuestos argumentos resisten mal cualquier prueba empírica.

1. Me atribuye Urdánoz ni más ni menos que la condición de defensor "oficial" del sistema. Honor que le agradezco, pero que no responde a la realidad: mis ideas al respecto son exclusivamente mías y nadie me lleva la mano. Para desgracia mía el "Wert y los suyos" (¿mis seguidores?) de Urdánoz es un constructo de realidad virtual.

2. Hablo de equidad (del latín aequitas, dar a cada uno lo que le corresponde) no exactamente como sinónimo de igualdad, que sería en este contexto la pura igualdad aritmética, pero, en lo sustancial, mis argumentos no se perjudican por sustituir un concepto por el otro. Si, como sostiene Urdánoz, la igualdad de "poder" del voto, entendida como precio exactamente igual de cada mandato representativo, es un requisito sine qua non para que una ley electoral sea calificada de democrática, entonces la conclusión está clara: ninguna ley electoral realmente existente es democrática. Algo de inequidad (o algo de desigualdad) existe en el mundo real. Sostenía, sigo sosteniendo, y nada de lo que dice Urdánoz me corrige en esto, que la ley española se inscribe entre las más equitativas. Mencionaba entonces los casos de Francia y Reino Unido como ejemplos. ¿Qué decir después de que los Lib Dem con un 23% del voto tengan un 9% de los escaños? ¿No hay democracia en el Reino Unido?

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

3. En ningún caso niego en mi artículo que hay damnificados por el sistema electoral. Lo que he debido explicar mal es el porqué de los daños. El principal, porque la Constitución señala que la circunscripción electoral es la provincia. Pero, dentro de ello, el sistema no es per se damnificador de las opciones con cierto respaldo. O sea, lo que más penaliza es la irrelevancia. Un ejemplo: IU con el 3,8% de los votos tuvo el 0,6% de los escaños en 2008, un "castigo" duro. Pero en 1996 con el 10,5% del voto consiguió el 6% de los escaños, es decir, un "castigo" relativo mucho menor. Un tercer partido que en España se acercara al 23% del voto que han obtenido los Lib Dem en el Reino Unido no estaría lejos de una representación parlamentaria muy semejante a su voto popular.

4. Desde un punto de vista empírico, nuestro sistema electoral puede que no sea perfectamente equitativo (o igualitario) pero es más equitativo (o más igualitario) que la mayoría de aquellos con los que se compara.

5. Del resto de juicios del señor Urdánoz, que atribuye carácter "grotesco" (sic) a alguno de mis argumentos, me reservo mi opinión. No me gusta descalificar a nadie, porque generalmente la gente sabe descalificarse sola.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_