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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Reto al Estado

ETA FRACASÓ ayer, rotunda y afortunadamente, en el aten tado con mayor carga desestabilizadora de los realizados por la banda terrorista contra la democracia. Al intentar asesinar a José María Aznar, líder de la oposición y principal candidato a la sucesión de Felipe González, los terroristas trataban de romper la continuidad del sistema político en un imposible paralelismo con el atentado que costó la vida al almirante Carrero Blanco en 1973. Entonces existía en España un régimen autoritario como el que ETA, en sus ensueños mesiánicos, desearía hacer regresar. Es evidente que los terroristas pretenden aprovecharse de la crisis política actual, relacionada precisamente con episodios de guerra sucia contra ETA que han afectado al crédito de las instituciones. Pasa a la página 12

Reto al Estado

Viene de la primera páginaEsa crisis se manifiesta en intentos de deslegitimación del Gobierno, en la crispación de las relaciones entre éste y la oposición y en una cierta división entre los partidos que ha afectado ya a la cohesión de los pactos antiterroristas. Por ello mismo, la respuesta de las fuerzas políticas, y de todos los ciudadanos, debe ser la contraria a la que esperan los estrategas de la desestabilización: unitaria, serena y legal.

El compromiso del Partido Popular, expresado con fuerza por el propio José María Aznar, de mantener el combate por la paz y de no, ceder en las convicciones democráticas fue la principal derrota de ETA en la jornada de ayer. La recomposición de la unidad de los partidos en tomo a los principios de los pactos de Ajuria Enea y de Madrid, cuestionada por algunas desafortunadas iniciativas recientes, debería ser el eje de la respuesta a este nuevo desafío. Mientras subsista ETA, la frontera esencial seguirá siendo la que separa a los demócratas de los violentos, y todo intento de relativizar esa distinción con consideraciones de otro tipo su pondrá hacer el juego a ETA.

Aznar ofrece argumentos en defensa de sus ideas, y si un día gobierna será porque habrá convencido con el los. á una mayoría. La inanidad de los argumentos de ETA es lo que lleva sus miembros a intentar imponer sus ideas por la fuerza. Por eso intentaron matar a Aznar. Fallaron en su intento, pero otras 16 personas resultaron heridas, y una de ellas se encontraba anoche en estado crítico.

Todo esto ocurre mientras una parte importante de la cúpula antiterrorista se encuentra en prisión o bajo proceso por haber organizado, financiado o encubierto el terrorismo de Estado tras las siglas de los GAL. No será, desde luego, este periódico el que rectifique su probada defensa de la legalidad en la lucha antiterrorista y, en consecuencia, el sometimiento a la justicia de quienes hayan cometido crímenes, aun si, eran para combatir a ETA. La historia ha demostrado con creces que el terrorismo de Estado justamente alimenta el terrorismo que pretende combatir.

Pero la pretensión de ETA y sus amigos de que los crímenes de los GAL justifican los suyos es una muestra de la lógica alucinatoria que les mueve. La misma que les lleva a invocar la existencia de 600 activistas presos para justificar el recurso a la lucha armada por parte de esos mismos. activistas. Los 278 asesinatos reivindicados por ETA en los cinco años anteriores al primer crimen de los GAL ¿fueron realizados en respuesta al asesinato de Lasa y Zabala, que habría de producirse a finales de 1983?

La desaparición de los GAL hace casi una década no ha impedido que desde entonces ETA asesinase a otras 217 personas. Los sofistas encargados, de buscar razones a ETA escamotean sistemáticamente esa realidad de cerca de medio millar de cadáveres producidos por ETA con posterioridad a la aprobación del Estatuto de Gernika, que hace posible, desde hace 15 años, el autogobierno de los vascos.

Precisamente esa persistencia de ETA en el asesinato por encima de cualquier lógica hace que los ciudadanos de a pie no entiendan ya nada si las fuerzas políticas no son capaces de llegar a acuerdos en profundidad que impidan el riesgo real de que al calor de la pelea política se deslegitime el sistema en su conjunto. No otra cosa es lo que ETA ha pretendido alentar a partir de las nuevas revelaciones sobre los GAL o el descubrimiento de los cadáveres de dos de sus activistas asesinados hace más de diez años en Alicante. Respeto estricto a la legalidad y consenso máximo en la lucha contra ETA son hoy dos compromisos que los partidos políticos están obligados a asumir, sin que ellos impida en absoluto la legítima lucha partidaria.

La hipótesis de que ETA hubiera conseguido ayer triunfar en su propósito produce un cierto escalofrío: con un partido socialista seriamente desprestigiado y una alternativa de gobierno que hubiera tenido que, buscar un nuevo líder después de cinco años en los que hay que reconocerle a Aznar al menos el mérito de haber reconstruido el centroderecha de este país. Hoy, tras el atentado fallido, debemos felicitamos, de seguir contando con él.

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