_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Riesgos tecnocráticos

El problema de la crisis financiera europea no es técnico, sino de falta de iniciativa política

Es bueno tener al frente de los Gobiernos a personas que a su legitimidad democrática, a su elección por los ciudadanos, añadan habilidades y sabiduría técnica. El conocimiento económico es, en las circunstancias actuales, algo muy deseable para quienes aspiran a gestionar los asuntos públicos. Ayudaría no solo a entender lo que determina la prosperidad de las naciones, sino a valorar la verdadera dimensión de las amenazas que de forma tan alarmante se ciernen hoy sobre el bienestar de los ciudadanos. Ese conocimiento es urgente e imprescindible cuando los gobernantes demoran o titubean en exceso a la hora de adoptar las decisiones adecuadas. Pero la destreza técnica no es más importante que el liderazgo político amparado en el juego limpio democrático, en las elecciones. Y tampoco puede suplantar la iniciativa política. Ni siquiera en una crisis tan grave y compleja como la que sufre la eurozona.

Más información
Italia cierra la era Berlusconi con el ajuste dictado por la UE
El Parlamento acelera el adiós de Berlusconi

Las designaciones de emergencia adoptadas en Grecia e Italia de dos respetables personalidades para la máxima responsabilidad del Gobierno, siendo comprensibles, en modo alguno deberían convertirse en un precedente a seguir por otros países amenazados. Las experiencias profesionales de Lukas Papademos, hasta ahora vicepresidente del BCE, o de Mario Monti, ex comisario europeo, son muy relevantes para el desempeño de las tareas principales que les esperan. Que son, hay que recordarlo, aliviar las tensiones de la deuda pública que sufren Grecia e Italia y restaurar el crédito, la confianza en sus países de los inversores e instituciones internacionales. Constituyen una prioridad absoluta.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Sería un error considerar que los liderazgos políticos dejan de ser válidos en épocas de depresión económica. Tal suposición equivaldría a jerarquizar la relevancia de los asuntos públicos susceptibles de ser gestionados por los políticos, asumiendo su incapacidad para adoptar decisiones en entornos complejos. Lo que se necesita para dirigir los Gobiernos no son tecnócratas, sino buenos políticos, que desplacen a los malos, a los indecisos y, en todo momento, a los corruptos. Es la mejora de la clase política, no su sustitución, lo que ha de conseguirse. Todo ello con respeto a las reglas y usos de la democracia.

En la crisis actual, el problema fundamental no es precisamente técnico, puesto que está bien sentado el diagnóstico de la crisis y enumeradas las correcciones necesarias, sino político. Es importante que los casos de Grecia e Italia no se conviertan en el inicio de una cadena de sustituciones tecnocráticas en otros Gobiernos europeos agobiados por la crisis. En Europa deberíamos tener especial cuidado en evitar una dinámica de supuestas soluciones elitistas, que, junto al intervencionismo exterior en la definición de las políticas económicas de emergencia, podría terminar acarreando peores consecuencias que las que esa apelación a los técnicos trata de corregir. No solo la dignidad nacional está en juego, sino la legitimidad y, desde luego, la pedagogía democrática.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_