Sentido común

Ante el imparable deterioro de nuestra enseñanza, proponemos una nueva ley de educación que contemple lo siguiente:

1. Un bachillerato más largo: es injusto privar de un bachillerato serio y exigente a los buenos estudiantes para que los otros no se sientan discriminados.

2. Eliminar la promoción automática para que nadie pase de curso sin haberse esforzado, y establecer pruebas generales al final de la ESO y del bachillerato.

3. Recuperar la disciplina, para que el derecho de quienes desean aprender esté por encima del de quienes boicotean la clase, y reconocer al profesor como autoridad.

4. Consideramos que la pedagogía es un lenguaje vacío, por ello la formación de los profesores ha de ser responsabilidad, exclusivamente, de las facultades de las especialidades correspondientes.

5. Valorar más el saber en la promoción profesional de los profesores. Para acceder a una cátedra puntúan más los cursillos que las publicaciones, que no cuentan nada a la hora de reconocer los sexenios de formación. El saber y la excelencia están, en nuestro sistema educativo, perseguidos y despreciados.

6. Para que esta ley sea posible se ha de llegar a un pacto de Estado que deje la educación fuera de la contienda política, y nombrar una comisión con representantes de todos los partidos para la elaboración de una nueva ley de educación, formada por profesores (no por pedagogos). Los partidos deben nombrar a sus representantes en función de su valía profesional, no de su fidelidad política.