Separación de poderes
Cuando hablamos de los Estados actuales damos por sentado que existe algo parecido a la separación de poderes recogida por Montesquieu en su obra Del espíritu de las Leyes, y que tanto el Ejecutivo, como el Legislativo y Judicial, son efectivamente independientes.
Pero lo cierto es que este modelo es hoy totalmente obsoleto por dos motivos. En primer lugar porque no se cumple, como podemos ver en España, donde los jueces del más alto tribunal (el Constitucional) han sido nombrados por los políticos. Y en segundo lugar porque existen otros dos poderes, no contemplados en su día por Montesquieu pero hoy fundamentales, como son el poder económico y el mediático.
Mientras estos cinco poderes no estén totalmente separados la corrupción los afectará a todos inevitablemente, y llegaremos a ver a un millonario con sus propias cadenas de televisión llegando a presidente del Gobierno o riéndose de los tribunales de justicia... por ejemplo, en Italia.
También hemos podido verlo en la crisis económica presente, donde la endogamia político-financiera ha traído como resultado la alianza entre el poder económico y el político, en perjuicio de los ciudadanos. Y es que mientras exista el menor vínculo entre las personas más influyentes de cada uno de estos poderes no habrá un solo ciudadano protegido del atropello y el abuso.
