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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Separar hechos y ficción

Ahora que la señora Carrascosa ha sido condenada a 14 años de prisión, muchas personas me preguntan cómo me siento al ver a mi ex esposa encarcelada. Puedo decirles que me siento horrible y no obtengo absolutamente ningún placer en esta lamentable situación. Es el peor resultado posible para mí y para mi hija. Éste es un hecho.

Sin embargo, mi hija fue sacada de su casa que le corresponde en Estados Unidos sin mi consentimiento y en violación de la ley. Durante casi cinco años he hecho todo lo posible para encontrar una solución razonable a este problema, mientras la familia Carrascosa ha contratado a 20 abogados y llevado a cabo una campaña de engaño en los medios de comunicación y en los tribunales. Éste es un hecho.

La realidad es que este caso no es, ni ha sido nunca, un conflicto entre España y Estados Unidos. Este caso no se trata de abuso, no se trata de fraude, no se trata de corrupción y desde luego no se trata de una madre heroica protegiendo a su hija. Todo eso es ficción.

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Al principio de este caso, los tribunales españoles tuvieron la oportunidad de solucionar este problema. Si bien el tribunal de Valencia consideró que la "residencia habitual" de la niña se encontraba en Estados Unidos, ignoraron dos órdenes del tribunal de EE UU exigiendo que la niña fuese devuelta. También obviaron el consejo de su propio perito psicólogo, que determinó que la niña estaba siendo "manipulada" por la madre y su familia. Si los tribunales españoles hubiesen dictaminado en armonía con el Tratado de La Haya, la señora Carrascosa no estaría en la cárcel y esta niña tendría una madre y un padre. En lugar de ello, dieron por buenas las mentiras de la señora Carrascosa, ignorando completamente los intereses de esta niña, y adoptaron una decisión errónea. Se equivocaron. Éste es un hecho.

Éste es un caso de sustracción de menores, llana y simplemente. La gente de España, los medios de comunicación y los tribunales españoles deben entender que desde el principio se les ha vendido una historia. La historia puede ser buena para los medios de comunicación, pero no es veraz. La verdad es que este caso se trata de un matrimonio fallido, una familia tortuosa y llena de odio y la manipulación de una niña inocente bajo la protección de un amigable tribunal local. Esto debe pararse. Éste es un hecho.

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