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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sexta subida de tipos

Con la de ayer ya son seis las subidas en los tipos de interés que el Banco Central Europeo (BCE) ha realizado en un año hasta situar el principal tipo de referencia en el 3,5%. La finalidad es controlar la inflación de la eurozona: procurar que la tasa de crecimiento de los precios al consumo no exceda de ese límite que el propio BCE se impuso del 2%. Ésa es la misión fundamental que tiene asignada esa institución; de la habilidad con que se persiga dependerá que la misma sea compatible con la recuperación del crecimiento económico y del empleo en los 12 países bajo su jurisdicción. Anticipar esa posibilidad tenía una mayor significación que en reuniones anteriores, de ahí el interés en la comparecencia del presidente Jean-Claude Trichet.

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EL BANCO Central Europeo eleva los tipos de interés al 3,5%, la sexta subida en un año

De la misma no cabe deducir sino la comodidad del BCE con el escenario que anticipan los analistas: gradual recuperación en el crecimiento de la eurozona en los dos próximos años, sin elevaciones inflacionistas importantes. Ello no impide prever una elevación adicional de los tipos equivalente a la inflación, dado el reconocimiento por el propio presidente de que los actuales son todavía bajos. La prudente negativa de Trichet a comentar el impacto de la reciente apreciación del tipo de cambio del euro no significa que no tenga consecuencias sobre esa recuperación prevista. Si el euro sigue encareciéndose frente a las principales monedas (y la presunción de elevaciones adicionales de los tipos por el BCE apoya esa apreciación) dificultará el crecimiento de las exportaciones y, en definitiva, ejercerá un efecto de contracción sobre algunas economías similar al de la subida en los tipos de interés. Ese impacto puede ser particularmente severo en las economías más dependientes de las exportaciones, como Alemania, responsable del 30% del PIB de la zona.

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La prudencia sigue siendo por tanto la principal virtud de la que debe hacer gala el BCE a partir de ahora. Sobre la eurozona no pesan amenazas inflacionistas inquietantes: el índice general y la denominada inflación subyacente siguen por debajo del 2%, y no serán cuantiosos los repuntes en los próximos meses. Las tres mayores economías, en las que la recuperación no está consolidada (Alemania, Italia y Francia), enfrentan en el próximo ejercicio ajustes presupuestarios: el equilibrio macroeconómico no está en peligro.

Encarecimiento del dinero, apreciación del tipo de cambio, reducción del gasto público y aumento de los impuestos no son las mejores terapias para sortear con tranquilidad los riesgos de abortar un despegue económico, que tiene en la desaceleración estadounidense una amenaza adicional nada desdeñable. Convendrá, por tanto, que el BCE no olvide que su trabajo principal, neutralizar las tensiones inflacionistas, puede y debe llevarse a cabo sin hipotecar el crecimiento y, en definitiva, el bienestar ciudadano.

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