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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Sindicatos de niños

Hay una cierta hipocresía en la actitud de quienes, en nombre de los derechos de la infancia, proponen sanciones de distinto tipo para los padres que, en algunos de los países más pobres de la tierra, hacen trabajar a sus hijos menores de edad; o que plantean medidas de boicoteo para los productos -balones de fútbol, prendas de vestir- en cuya fabricación hayan intervenido niños.

Por supuesto, no hay que renunciar al objetivo último, la abolición del trabajo infantil en todo el mundo: hay, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), unos 218 millones de menores trabajando, la mitad de ellos en tareas penosas o peligrosas. Contra lo que se supone, la mayoría, el 70%, trabaja en la agricultura, y por tanto en zonas rurales. Se trata de niños y adolescentes de países de muy incipiente desarrollo, especialmente de África y Asia, y también de América Latina, aunque ha sido en este subcontinente donde el problema ha retrocedido en mayor medida en estos comienzos del siglo XXI.

No es un problema de legislación. Como es bien sabido, abundan las normas de derecho internacional o nacional que prohíben el trabajo infantil, pero resultan poco eficaces frente a la realidad de la miseria. Más realistas son algunos programas reformistas impulsados por la OIT, como compensar económicamente a los padres que se comprometan a sacar a sus hijos menores del trabajo y enviarlos a la escuela; o estimular que las empresas que utilizan esa forma de mano de obra contraten a familiares adultos de los niños en el puesto que ocupan los menores. Son medidas que han sido de todas formas polémicas, por la evidente dificultad de control sobre su efectiva aplicación.

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Pero mientras el debate prosigue, una parte de los propios niños trabajadores ha comenzado a organizarse por su cuenta y riesgo en la defensa de mejores condiciones laborales. En varios países de África funciona desde hace una década un movimiento que es una especie de sindicato que ya ha conseguido, con la ayuda de ONG y en ocasiones subvenciones públicas, acuerdos para su acceso a la sanidad, y a la escuela, tras la reducción de la jornada laboral. Y en la India y otros países de Asia funciona incluso un banco para canalizar sus ahorros.

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