Tarimas
Una gran parte de mi vida ha transcurrido en el siglo XX y tengo edad suficiente para haber conocido las tarimas en las aulas como alumno y también como profesor.
Hace ya mucho tiempo que descendí a pie de aula y me gané la autoridad y el respeto de mis alumnos moviéndome entre las mesas, experimentando y trabajando con ellos, tratando de resolver sus problemas de aprendizaje y adaptándome a la realidad siempre cambiante de una sociedad que evoluciona continuamente. Comprendí que, como cualquier profesional, soy yo el que tengo que adaptarme a la sociedad y no la sociedad a lo que yo sé hacer. De esta forma, mis alumnos aprenden, pero yo también sigo aprendiendo de ellos.
Hoy, mis alumnos que finalizan sus estudios de secundaria ya han pasado la mayor parte de su vida en el siglo XXI. Por eso la mayoría de mis problemas profesionales requieren soluciones del siglo XXI.
Me sería mucho más útil que las tarimas, con un coste probablemente similar, disponer de conexión wifi en las aulas. Todos trabajaríamos un poco mejor y no experimentaría la pérdida de imagen y autoridad que siempre acarrea para un profesional la utilización de herramientas antiguas y desfasadas.