¿Tenemos lo que merecemos?
La creciente flexibilidad laboral acaba de obtener un reconocimiento legal mayúsculo al ser aprobada por la gran mayoría de los ministros de Trabajo de la UE la posibilidad de pacto entre empresario y trabajador de una jornada laboral de hasta 65 horas legales de trabajo.
Con este hecho extraordinario que derrumba el Estado social en forma de Directiva Comunitaria, se pone fin al reconocimiento legal de desigual correlación de fuerzas de negociación entre el empleador y el empleado. Este reconocimiento, fruto de la continuada presión sindical, social y política de los trabajadores a lo largo de décadas, está a punto de ser liquidado. En breve, nos despediremos de las funciones básicas de la negociación colectiva, y será el criterio de la variada jurisprudencia quien determine los abusos de las condiciones laborales. ¿Existen responsables de esta situación que empieza a asustar incluso a los más incrédulos? Sí: las corrientes de la izquierda socialdemócrata europea, que apostaron por los guiños más descarados hacia el sistema de libre mercado.
Hoy en día no gobiernan apenas en ningún país europeo, han perdido la credibilidad al renunciar a ofrecer una alternativa. ¿Tenemos lo que nos merecemos.