Terrorismo o diálogo
Aparentemente, para el señor Schori (La doble moral europea hacia el mundo árabe, EL PAÍS, 17 de mayo de 2007) el terrorismo es cuestión de geografía: cuanto más alejado de uno, menos peligro presenta y más debe ser "comprendido".
Su sorprendente propuesta de iniciar "un diálogo político serio con Hamás" es un llamamiento a recompensar al terrorismo y a quienes lo predican indiscriminadamente. Es premiar a aquellos que se niegan a reconocer al Estado judío (¿por qué, señor Schori?), a renunciar al terrorismo y a aceptar los acuerdos firmados entre Israel y la Autoridad Palestina, las tres condiciones sine qua non -sin ningún rastro de "doble moral"- exigidas por la comunidad internacional a Hamás para entablar el diálogo.
Pero Hamás como Hamás continúa empleando paralelamente -en forma brutal- la vía del terror (el otro día: 24 kassames -sí, esos "artesanales" y "caseros"- sobre la población civil de Sderot), y la vía política, ocultándose tras "partidos", "movimientos nacionales", etcétera.
¿"Gobierno democráticamente elegido"? Sí, pero las elecciones no son una lavandería en la que se introduce ropa manchada de sangre y se la devuelve limpia y pulcra. Hay más en lo "democrático": todo un proceso que implica renunciar al terror y a la violencia como medio de obtener objetivos políticos y mucho más.
La doble moral es la de aquellos que no se avienen a exigir a Hamás poner fin al terrorismo y reconocer la legitimidad de Israel, antes de comenzar a dialogar.
La doble moral reside en ignorar, tapujar, minimizar el terrorismo para mantener un discurso "políticamente correcto".
Con los terroristas, señor Schori, no hay nada de qué dialogar mientras sean terroristas.