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Todas las opciones

Fernando Savater

Durante siglos se dijo que el misterio y las sabidurías esotéricas nos llegaban desde Oriente. Ahora los españoles también tenemos un Oriente de andar por casa, el País Vasco, desde donde soplan vientos de enigma y revelación mistérica. Fu-Manchú se ha puesto txapela y le sienta a las mil maravillas. ¿Sólo mil? Seguramente me quedo corto.

Maravilla número uno: las dudas acerca de si la plataforma Aukera Guztiak está o no vinculada a Batasuna. El alma ingenua, transida de emoción ante el misterio, se pregunta: si Aukera Guztiak no es una lista blanca alternativa a Batasuna, entonces... ¿qué es? Que yo sepa, el único programa político que se le conoce son quejas ante la insuficiencia de nuestra democracia (protesta que sirve mejor para renunciar a participar en las elecciones que como reclamo para presentarse a ellas) y la reivindicación de que todas las opciones e ideas tengan cabida en la oferta electoral el próximo 17 de abril. Ahora bien, no parece lógico que estos esforzados ciudadanos se hayan molestado en montar una plataforma para exigir que los partidos legalmente reconocidos se presenten a los votantes, cosa que de todos modos ya están dispuestos a hacer (aunque, en el caso de los no nacionalistas, con las habituales limitaciones y cortapisas impuestas por el terrorismo que contra ellos se ejerce). Más bien cabe suponer que pretenden la participación de quienes hoy por hoy no están legalmente facultados para ello. Siempre que yo no me equivoque, la única lista ilegalizada ante esos comicios es precisamente la de Batasuna, de modo que el único programa y proyecto político inteligible para la mente humana que ofrece Aukera Guztiak es ayudar a que quien legalmente no puede concurrir a las elecciones -léase Batasuna- encuentre de otro modo una vía para hacerse presente. Espero no pecar de malpensado si este razonamiento me lleva a suponer cierta vinculación, colusión o complicidad entre dicha plataforma y dicho partido. Repito: en caso contrario, ¿qué son, a qué aspiran y qué ofrecen a los ciudadanos?

Segundo misterio doloroso: vayamos al fondo del asunto. ¿No deben ser en democracia válidas todas las opciones? ¿Pueden ilegalizarse las ideas? ¿Es democrático impedir que participe en las elecciones un grupo o partido, el que sea, que representa las preferencias de cierto número de votantes? El alma ingenua conoce muchísimas ideas que son ilegales, es decir, que no pueden vocearse libremente y que procuran combatirse por medios educativos: valgan como ejemplos la obligación de las mujeres de someterse sin rechistar a sus maridos (tan arraigada entre los maltratadores), la inferioridad de unas razas respecto a otras, la licitud de vengar los agravios en duelo singular, la prohibición de utilizar en sus áreas culturales la lenguas distintas del castellano, etc. Nadie pregunta cuántos partidarios tienen tales ideas, pero no está permitido difundirlas desde cátedras o medios de comunicación. Hay quien asegura, sin embargo, que las ideas (o incluso las palabras) no delinquen. Aunque así fuera -que claramente no lo es-, a las elecciones no se presentan ideas sino formaciones políticas. No se trata de un certamen académico, sino de optar por grupos y líderes que pretenden poner en práctica determinadas pautas sociales. Y desde luego hay pautas sociales efectivamente inadmisibles. No parecen a primera vista opciones válidas. Por ejemplo, la señora de Batasuna que se entrevistó en la cárcel con el señor de ETA es partidaria de matar al lehendakari. No debe confundirse esta opción con la del susodicho señor de ETA, que es en cambio partidario de matar al Rey. Son opciones diferentes... ¿igualmente respetables? Se lo pregunto a quienes sostienen que no se debe dejar a ningún grupo de votantes sin la posibilidad de expresar públicamente apoyo a su democrático deseo. Se dirá que ambas opciones encierran propósitos delictivos, pero ¿no lo son también desmembrar el Estado de derecho, privar de la ciudadanía plena a quienes no acepten en parte del territorio postulados nacionalistas, aprovechar la coacción terrorista para imponer reformas políticas, etc.? ¿Es una mejora de la democracia admitir mansamente las opciones contrarias al ejercicio de los derechos democráticos establecidos, tengan los partidarios que tengan? Si no se pueden rechazar opciones políticas por los atropellos ilegales que traería su aplicación, entonces... Entonces, ¿qué?

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Y vamos con otra maravilla, aún mayor si bien se mira. En el País Vasco, a personas relevantes les parece "una barbaridad" y "una burrada" que el Estado impida a Aukera Guztiak (incluso a Batasuna) presentarse a las elecciones. En tal sentido se han manifestado ya diversos cargos del gobierno tripartito, empezando por el propio lehendakari y siguiéndole Azkarraga, Madrazo et alii (dentro de unos años, cuando se quiera explicar a alguien el atasco vasco, bastará con recitarle la lista de los consejeros actuales del tripartito). Dejemos lo de la burrada aparte, porque el alma ingenua ya está resignada a ver cómo se suprime el caballo de Franco mientras padece sin tregua ni alivio las coces de los asnos de Sabino Arana. Pero no deja de pasmar que haya cuatrocientos profesores de la UPV, ni uno más ni uno menos, cuánto talento junto, que se asocien para condenar por igual los crímenes de ETA y el rechazo democrático del plan Ibarretxe en el Parlamento del Estado (ni frío ni calor: cero grados), así como la posible ilegalización de las listas de Aukera Guztiak. ¡Más diálogo, más pluralismo, hombre! Hay que suponer que estos docentes no son los peores del gremio, porque otros ni siquiera condenan a los etarras y los favorecen académicamente cuanto pueden. ¿Y el resto del claustro? Pues los que se han manifestado más beligerantes contra el terrorismo han tenido que exilarse o quedarse vegetando en casa, dado que nadie garantiza su seguridad en las aulas. Y los más prudentes de los que siguen dando clase se callan, no vaya a ser que la consejera Iztueta les haga por sorpresa un examen de euskera y pierdan la plaza. Así que la formación universitaria del reemplazo de-mocrático está garantizada para el futuro. Por cierto, Iztueta prepara la definición de un "currículo vasco" para el período de educación obligatoria según el cual los chavales se centrarán más en el estudio de lo propio, ya que según parece ahora están distraídos curioseando por el Universo.

Por lo tanto, estudiarán "la biología propia, la zoología propia, los recursos propios" y así todo, para luego poder respetar lo de los demás. La caridad y la ciencia bien entendidas empiezan por uno mismo. ¡Una biología propia, qué idea tan bonita! Lástima que Lyssenko se haya jubilado, porque si no podrían haberle invitado este año a los cursos de verano de la UPV.

Qué verdad es: en ningún sitio se vive como en Euskadi. Si hubiera otro lugar en que se viviese igual, a estas alturas ya lo sabríamos. De modo que, como en el país de las maravillas las fuerzas que aún siguen vivas -gobernantes, profesores, frailes y Mariano Ferrer- coinciden en que hay que respetar todas las opciones políticas que cuentan con adeptos, sean las que fueren, al alma ingenua no le queda sino inclinar la cerviz y decir amén, por mucho que le alarme la perspectiva. Como por algún sitio hay que empezar, opción primera: ¿matamos o no al lehendakari? Venga, vamos a votar.

Fernando Savater es catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.

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