Usuarios, no patriotas
Una forma clásica de ponerse el mundo por montera es dibujar, colocar o exhibir un mapa. Gran impostura, los mapamundis europeos colocan al Viejo Continente en el centro del globo; los australianos ponen a los mares del sur en el foco. Nosotros, lo único importante, que decía el Fraga de camisa azul.
Cuán diferente actitud respecto a la de los miniaturistas de los primeros cartulanos, que acompañaban el descubrimiento y exploración de nuevos mundos. Aquellos predecesores pugnaban por abarcar lo nuevo. Sus sucesores hicieron de la cartografía coartada nacional. Hasta el paroxismo identitario, que aprovecha incluso el granizo para construir la nación.
A los añejos mapas de España prescindiendo de Portugal de la era del caudillo le sucedieron otros en que la lluvia se detenía en los confines políticos de la autonomía.
La impostura oportunista del nacionalismo periférico, gemelo del casticista, prescindía alegremente del interés viajero de su clientela y sus necesidades de preparar paraguas o sombrero. Importaba el tiempo en Mondragón, para nada en París, aunque esta ciudad fuera más frecuentada por los vascos que el caserío vecino.
La ETB del nuevo lehendakari de la Euskadi en vías de mayor normalización ha corregido ya ese dislate. Ofrece mapas meteorológicos con menos frontera política y más área de influencia calculada por la afluencia turística. Parece predicar que si el País Vasco es importante y atractivo no lo será por el protocolo cartulano, sino porque la ciudadanía vasca sea atractiva e importante.
Sufridos habitantes de otras autonomías, como la catalana, agradecerían la importación de ese modelo, que evita confundir la patria con el chubasquero: tanto mapa en TV-3 con Maó y Alacant y Andorra para consumo de ensoñadores. Cuán poca previsión del tiempo futuro en Sevilla, destino más frecuente para el barcelonés medio que Borriana.
Lo que vale para catalanes también vale para madrileños clientes de Telemadrid, ridículamente sobreinformados de los avatares climáticos en su Comunidad y lejanos, al escurialense modo, a los del ancho mundo. Usuarios, no patriotas.