¡Vaya timo!
De cara a las próximas elecciones, uno mira las reglas del juego y no puede menos que exclamar ¡vaya timo! Haciendo las cuentas, unos partidos con un 2,5% de los votos pueden duplicar en diputados a otros partidos con un 6% de votos. La circunscripción provincial escatima a las minorías el derecho a representación en buena parte del territorio del Estado, sobre todo en las provincias que eligen solamente a tres o cuatro diputados. ¿Para cuándo un colegio estatal de varias decenas de escaños y un banco de restos en las Cortes, que represente correctamente a las minorías de alcance estatal? ¿Para cuándo una distribución igualitaria de los espacios electorales en los medios públicos? Con la sensación de que las leyes las hacen los grupos de presión y no los representantes del pueblo, de que la opinión publicada es una simplificación falsa y brutal de lo que piensan las gentes de nuestro país, de que el pescado está vendido para los dos grandes y algunos partidos territoriales, a uno le da la fuerte tentación de votar en blanco (la abstención da la razón a quienes no creen en el poder de la ciudadanía). Después del espectáculo de estos últimos años sería lo razonable, o si no habrá que pedir "que nos borren", que este montaje no es con nuestros impuestos y nuestra connivencia. ¡Vaya timo.