Wikileaks contra las cuerdas
Wikileaks agoniza. El lunes, su fundador, el periodista australiano Julian Assange, anunció la suspensión de su actividad (la publicación de los documentos confidenciales que va consiguiendo) por falta de fondos. El bloqueo financiero al que le han sometido importantes entidades financieras estadounidenses -Visa, MasterCard, Bank of America y PayPal- ha sido, finalmente, el sistema más eficaz y más rápido de cerrar la boca a una plataforma informativa que consiguió poner contra las cuerdas al Pentágono -por sus reprochables métodos en las guerras de Afganistán e Irak- y al Departamento de Estado de EE UU -por los comprometedores informes que sus embajadas enviaban a Washington-.
La primera amenaza seria que planeó sobre Wikileaks, justo después de la difusión de documentos sobre Afganistán e Irak, llegó en forma de denuncia por abusos sexuales presentada contra Assange por dos excolegas. Poco después, EE UU le denunció por espionaje.
Julian Assange, que ahora vive en Londres en libertad condicional, siempre ha temido que la justicia sueca lograra la extradición y que le enviara desde allí a Estados Unidos, donde su fuente principal, el soldado Bradley Manning, lleva encarcelado 16 meses en extraordinarias y durísimas condiciones. Pero la banca le ha ganado por la mano a la justicia mediante el siempre eficaz sistema del estrangulamiento financiero. Y ello a pesar de que el contraataque se inició después de comenzada su persecución judicial. ¿Fue el gesto de Visa y los demás un gesto de solidaridad con la Administración de Barack Obama? ¿Tuvo algo que ver el hecho de que en enero de este año Assange anunciara haber recibido datos de cuentas bancarias de 2.000 personalidades relevantes?
En esta guerra sin cuartel, en la que tampoco la reputación de Assange ha quedado a salvo, David no ha podido contra Goliat. Hubo quien aventuró que Wikileaks cambiaría los parámetros conocidos del periodismo e incluso los modos del Departamento de Estado. Tales conjeturas deberán esperar mejores tiempos mientras el Goliat vencedor se rearma y refuerza su seguridad para impedir más filtraciones.
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