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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Con la ayuda de Calvino

El primer ministro de Holanda, el democristiano Jan Peter Balkenende, ha aprovechado que se cumplen 500 años del nacimiento de Calvino para sugerirles a los suyos que ha llegado la hora de volver sobre sus enseñanzas. "Pensamiento a largo plazo, ahorrar para futuras generaciones, sobriedad y ética profesional": todas estas lecciones, ha dicho, las ha aprendido del gran reformista protestante y las considera indispensables para salir de la actual crisis económica. Para el político holandés, esta crisis "es también de carácter moral y ha sido creada por la avaricia, la preocupación por el dinero y el egoísmo".

Llama la atención que el mensaje haya sido dirigido a una población que poco tiene que ver (aparentemente) con Calvino: el 40% de los holandeses se declara no religioso y el 28% se considera católico. Balkenende pertenece al 19% de los que se declaran protestantes. Afinando más, él es calvinista, como calvinistas son el ministro de Finanzas y el de Familia y Juventud. Tres espadas que unirán así su voz en esta llamada a esas recomendaciones que hiciera en su día Jean Cauvin (1509-1564), Calvino, el teólogo francés que se enfrentó a la Iglesia de Roma por la facilidad con la que se apartaba de las lecciones del Evangelio para caer en las más variadas corruptelas.

Calvinistas fueron muchos de los rasgos que hicieron de Holanda una de las avanzadillas del capitalismo. El gran país de los comerciantes y de los manufactureros, el lugar donde reinaron la austeridad y el culto al trabajo, la capacidad de ahorro y las buenas artes para reinvertir las ganancias. Todos esos valores que, como en su día analizó Max Weber, sirvieron de combustible espiritual con el que levantar la maquinaria capitalista.

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Se trata pues de volver al mismo lugar desde el que se partió: al rigor de Calvino frente a todos esos capitalistas de pacotilla, amigos del derroche y la avaricia. No tanto egoísmo como austeridad y ascetismo. Ésa es la ayuda que Calvino puede ofrecerle al capitalismo de hoy. Si Balkenende consigue convencer a los holandeses de hoy de que ése es el camino, habrá que estar muy atentos a los nuevos signos que adopta el viejo puritanismo.

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