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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Contra la crispación

Nunca un mensaje navideño del Rey fue tan explícito como el de este año sobre el propósito que lo anima: ser una invitación a la serenidad y al sosiego por parte de instituciones y partidos como mejor modo de superar tensiones y resolver conflictos. Los mensajes del Rey no suelen ser, a pesar del carácter familiar de estas fechas, piezas meramente retóricas, sino que entroncan, aunque sea veladamente, con el clima social y los problemas de los ciudadanos. Por ello resulta congruente que el Rey, en los términos prudentes que le corresponden, muestre su preocupación por el clima de crispación instalado en la vida política, agravado a lo largo del año hasta llegar al insulto y al intento de destrucción de la imagen personal del contrincante por parte de los más altos responsables de los partidos.

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"Mi mensaje es bien sencillo", apostilla el Rey por si no hubiera quedado clara a alguno su invitación al sosiego y la moderación. "Todo lo que se ajuste a estas pautas será siempre más sólido, más seguro y, sobre todo, más integrador". La llamada al consenso y al respeto mutuo entre las fuerzas políticas, unida a su confianza en que "sabrán preservar y ensanchar nuestra armónica convivencia", no es ajena a su satisfacción por lo conseguido en las últimas décadas, gracias a "un modelo de convivencia que se ha convertido en referencia para otros", y a su rotunda convicción de que, "si juntos hemos llegado hasta aquí, es todavía mucho más lo que unidos podremos seguir alcanzando".

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El Rey define a España como una gran nación, que se muestra hoy como una realidad de libertad y progreso, organizada territorialmente en el respeto a su pluralidad y diversidad, y de cuyo rico patrimonio histórico, cultural y lingüístico hay motivos para sentirse orgullosos. También don Juan Carlos se define sobre el método más adecuado para resolver las inevitables dificultades que surgen en la vida de una comunidad: la utilización de los cauces institucionales y democráticos. Ya más en el terreno de los problemas ciudadanos, el Rey recuerda una vez más la deuda de gratitud que la sociedad tiene contraída con las víctimas del terrorismo, una lacra cuyo final "sigue siendo un objetivo prioritario e inapelable". También pide un compromiso contra la pobreza, que afecta todavía a no pocos españoles, y una mayor implicación en el drama de la inmigración. Y en el trigésimo aniversario de su proclamación como Rey resalta el nacimiento de su nieta doña Leonor, "que amplía y garantiza la continuidad en la sucesión".

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