¿A qué estamos esperando?
La directiva europea que aprueba la ampliación de la jornada laboral máxima de 48 a 60-65 horas semanales se someterá a votación en el Parlamento Europeo sin que, hasta el momento, hayamos escuchado a ningún sindicato europeo promover, ya mismo, una movilización masiva en contra de esta norma regresiva, que retrotrae a los principios del siglo XX los derechos laborales conseguidos -no lo olvidemos nunca- por la lucha de la clase obrera.
Resulta muy sospechoso asistir a este silencio de los sindicatos y de los partidos socialistas o socialdemócratas, y más sospechoso aún no encontrar ninguna declaración que apunte a una convocatoria de huelga general en toda la Unión Europea. Quizás estén esperando a su tramitación en el Parlamento Europeo, pero los trabajadores no deberíamos fiarnos ni de los partidos de izquierda que tocan poder en algunos países de la Unión, ni de los sindicatos mayoritarios, plácidamente instalados, a veces, en la representación e influencia que les otorgan los votos en las elecciones sindicales. Lo que me sorprende y enciende todas mis luces de alarma es que no se haya puesto ya en marcha una movilización sindical a nivel europeo desde el mismo momento en que el Consejo Europeo de Ministros de Trabajo aprobó esta ignominiosa directiva. Por tanto, si sindicatos y partidos de izquierda no responden a este atropello, todos los trabajadores de la Unión Europea deberíamos organizar una plataforma cívica para oponernos a esta medida, convocando no sólo movilizaciones sino huelgas generales a través de esa maravillosa herramienta de comunicación que es Internet. ¿A qué estamos esperando.