¿'El fin del mundo'?
El señor Félix de Azúa, con su artículo El fin del mundo, más o menos (EL PAÍS, 10 de mayo), ha tenido la "amabilidad" de intentar liberarnos de preocupaciones a propósito del peligro que supone el cambio climático. "La denuncia de un cambio climático universal y catastrófico (...) es nuestra leyenda del castigo divino, nuestro mito del fin del mundo (opulento)". No hay que preocuparse, no hay que hacer nada, basta con no sentirse culpable: "... puestos a lo peor, la hecatombe climática, si la hay, dejará con vida y buenas perspectivas a una parte bastante amplia del planeta: la que todos los días vive el fin del mundo sin sentir la menor culpabilidad".
¿Qué quiere usted decir, señor Azúa? ¿No hemos de preocuparnos de los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas y de sus fundamentados y repetidos llamamientos a la necesidad de acciones individuales y colectivas? ¿No hemos de adoptar medida alguna? Por cierto, ninguno de los muchos miles de científicos que están estudiando éste y otros graves problemas relacionados (destrucción de la biodiversidad, desertificación, pobreza extrema...) hablan de "fin del mundo" sino de la necesidad de poner fin a comportamientos depredadores e insolidarios, para hacer posible un futuro sostenible para toda la humanidad.