El frío del profesor de inglés
El British Council es la muy respetable institución nacida en los años 30 del pasado siglo para difundir la cultura británica, un precursor de nuestro Instituto Cervantes. Cuenta con 15 sedes en la Rusia postcomunista, pero Moscú le ha ganado un pulso al Gobierno británico, que se ha visto obligado a cerrar las de San Petersburgo -la ciudad de Putin- y Yekaterinburgo. Es una historia digna de John Le Carré, algunos de cuyos personajes actuaron como espías desde esta tapadera en la guerra fría. En este caso, parece una operación claramente dirigida por la FSB, sucesora de la KGB, que ha amedrentado, en algunos casos en sus domilicios, a algunos empleados rusos de estas sedes, e incluso al director de la de San Petersburgo, bien elegido al tratarse de Stephen Kinnock -hijo del que fuera líder laborista y actual presidente de la citada institución- detenido por una infracción de tráfico. En principio, Moscú mantuvo que se trataba de un asunto de impuestos, pues el British Council no pagaba por lo que ingresaba por las clases de inglés que impartía. Acabó pagando, pero no ha sido suficiente. Ahora le han dicho que carece de la base legal suficiente
En realidad detrás de esta "intimidación" rusa que el titular del Foreign Office, David Miliband ha calificado de "reprobable" e "indigna de un gran país" (a lo que Moscú ha replicado criticando a Londres por "deformar los hechos" y "politizar" este caso, parece haber mucho más. Por una parte la petición británica de extradición de Andrei Lugovoi, por el asesinato del ex espía del KGB Alexander Litvinenko con Polonio en Londres. Que la Constitución rusa no permite estas extradición, pues que la cambien, replicaron altivamente los británicos. Por otra, está la negativa británica a extraditar a Rusia al ex oligarca Boris Berezovski y al rebelde checheno Ajmed Zakayev. Todo con el transfondo de los diplomáticos rusos expulsados del Reino Unido en julio por espionaje.
El asunto despide un excesivo olor a guerra fría. Todos los ingredientes están ahí, incluída el supuesto regreso de burdas escuchas telefónicas. Pero la guerra fría es cosa del pasado. Esta es la época de la reafirmación de Rusia. Continuará.
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