Casi la frontera del tiempo
Tal vez Betelgeuse haya muerto justo ahora que la estás viendo. La novena estrella más brillante del cielo es una supergigante roja, y ese color puede ser un mal síntoma en un objeto de su edad. La luz que vemos ahora salió de Betelgeuse mientras moría Camoes y nacía Quevedo, y si la estrella hubiera estallado como una supernova después de eso, aún no nos habríamos enterado. El cielo nocturno que vemos es una imagen del pasado, o de múltiples pasados superpuestos, más remotos en el tiempo cuanto más lejanos en el espacio profundo.
Los telescopios modernos pueden verse como poderosas máquinas del tiempo. El estallido de rayos gamma que han detectado ahora los astrónomos es una explosión de altísima energía que se produjo hace algo más de 13.000 millones de años. Nuestro Sol tiene poco más de 4.500 millones, y la cosmología actual estima que el universo tiene 13.700 millones de años, con un error de sólo el 1%. El estallido ocurrió por tanto a una edad muy joven del cosmos, sólo 630 millones de años después del Big Bang. La radiación que produjo el estallido llevaba desde entonces viajando a la velocidad de la luz, hasta encontrarse con los telescopios terrestres el 23 de abril.
Algunos astrónomos calculan la distancia a los objetos lejanos por el desplazamiento al rojo de su luz. Mientras la radiación viajaba entre el estallido y la Tierra, el universo ha crecido nueve veces. La longitud de onda de la radiación se ha ido elongando junto al propio tejido del espacio, o haciéndose más roja (en la luz visible, el rojo son las longitudes de onda más largas, de ahí la metáfora). El estallido de rayos gamma detectado ahora es el récord absoluto de desplazamiento al rojo (8,2 en una escala en que la galaxia más lejana conocida sólo puntúa 7,0). Por tanto es el fenómeno más lejano -o más antiguo- observado hasta ahora.
Los estallidos de rayos gamma no se comprenden bien todavía. Se originarían en estrellas más masivas que el Sol, que se quedan sin combustible, estallan y forman un agujero negro o una estrella de neutrones. Esto genera chorros de altísima energía, y uno de ellos estaba orientado hacia aquí (cuando aquí no existía). La cosmología nos depara aún muchas maravillas, pero ya no podrán estar mucho más lejos: se saldrían del tiempo.
