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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

En el furgón de cola

El FMI ya ve el final del túnel; pero el último gran país en sumarse a la recuperación será España

En pocas ocasiones una institución económica internacional ha transmitido mensajes tan claros y distintos como los contenidos en el World Economic Outlook del Fondo Monetario Internacional (FMI) presentado ayer en Estambul. El primer mensaje es que la economía mundial está "al borde de la recuperación". De acuerdo con sus estimaciones, la economía mundial caerá el 1,1% este año, pero crecerá el 3,1% en 2010; y de este atisbo de recuperación dan cuenta ya países como China o India. Este optimismo se completa con las advertencias de que la recuperación será lenta, porque la crisis financiera y la recesión subsiguiente han hecho desaparecer empresas y empleo, y persisten las dificultades crediticias para las empresas y las familias. Lo que dice el FMI es coherente con las conclusiones del G-20 en Pittsburgh: la recesión se aleja, pero conviene mantener puestos los salvavidas fiscales hasta que la reactivación de la economía mundial sea un hecho incontestable.

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El segundo mensaje se resume en que España será la única gran economía que seguirá en recesión el año próximo, con una contracción estimada del PIB del 0,7%. Y, lo que es peor, con una tasa de paro del 20,2%, superior a la de este año. No es una previsión nueva. Coincide con las emitidas por casi todos los economistas independientes españoles, que han descrito repetidamente una salida de la recesión más tardía que en Europa -la zona euro crecerá el 0,3% en 2010- con tasas muy elevadas de paro hasta finales de 2011 en el mejor de los casos. Pero, sea por razones políticas o porque maneja estadísticas únicas, el Gobierno sostiene que la economía española se recuperará al mismo tiempo que el resto de las grandes economías y proyecta para 2010 una irreal tasa de desempleo del 18,5%.

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No es difícil creer que el FMI tiene razón y el Gobierno vuelve a errar. El Fondo argumenta con suma precisión las razones por las cuales unas economías saldrán antes que otras de la recesión, según se vean afectadas sólo por la crisis financiera o, además, tengan desequilibrios propios que corregir. En el caso de España, a las dificultades producidas por el crash financiero hay que añadir el hundimiento del mercado inmobiliario, quizá el más grave de las economías occidentales. Basta aducir el pinchazo de la burbuja inmobiliaria para entender que la economía española, dependiente excesivamente de la construcción, no saldrá de la recesión al mismo tiempo que los países centrales de la eurozona.

Las previsiones del FMI deterioran un poco más el crédito político del Gobierno, pero al menos le conceden la oportunidad de rectificar. La respuesta no puede ser la que dio ayer el vicepresidente Manuel Chaves, cuando aseguró que la posibilidad de que el FMI se equivoque "es muy grande", puesto que en otras ocasiones sus previsiones han sido erróneas. También las proyecciones del Gobierno se han alejado mucho de la realidad. El singular cuadro macroeconómico del Presupuesto para 2010 será probablemente otra estimación equivocada.

Aunque la desaceleración económica española se esté ralentizando, tal como sostiene el Banco de España, la rectificación consistiría en aceptar que quedan no menos de cinco trimestres muy duros, con unos gastos sociales derivados de la crisis muy elevados, una oferta de empleo estancada y una actividad en recesión o próxima ella. El Gobierno se distrae discutiendo si el FMI acierta poco o mucho, cuando debería volcarse en aprobar con rapidez medidas de estímulo estructural. Como, por ejemplo, la trasposición de la directiva de servicios. Ésta es una reforma estructural que no implica una contrarreforma laboral y que produciría efectos rápidos sobre el crecimiento.

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