_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ante la globalización

Hay esencialmente dos maneras de ver la globalización: como política, es decir, fomentándola, o como situación, con un grado de inevitabilidad similar al de la ley de la gravedad. Hubert Védrine, en su importante informe al presidente francés sobre Francia y la mundialización, opta por este segundo enfoque y propone vías no tanto para que su país intente transformar la realidad, "regular la mundialización", sino adaptarse a ella, protegerse de sus efectos nocivos y aprovechar los positivos. La conclusión principal es que, a pesar de la integración europea y una política exterior común "bien intencionada y bien poco potente", Francia necesita, tanto como en la guerra fría, una política exterior y de defensa propias. Hacia Estados Unidos ("amigo, aliado pero no alineado"), occidental pero no occidentalista (no a una "santa alianza occidental"), hacia el mundo árabe, África, y las potencias emergentes, sea China, India o Brasil.

Védrine, ex ministro socialista de Asuntos Exteriores, es una de las mejores cabezas en este campo, y de ahí el acierto de Sarkozy con este encargo, que puede contribuir no sólo a provocar un debate público sino a superar la "enfermedad francesa" (aunque también la sufran otros países) de rechazo a la globalización. Es de agradecer que este informe se haya hecho público casi a la vez que se le entregaba a su destinario oficial, aunque el verdadero fuera el pueblo francés, que sufre de "desconfianza" hacia la globalización. Según Védrine, necesita llegar a un consenso para "aceptar la economía global de mercado como un hecho", sacar el mayor provecho de ella y preservar un "núcleo de competencias, soberanías y responsabilidades públicas", entre otras cosas, para amortiguar los posibles choques externos. Y esa propuesta de una "estrategia ofensiva", nacional y europea, de "protección, solidaridad y regulación" para que "Europa se convierta en la reguladora del mundo" coincide demasiado con lo que el proteccionista Sarkozy esperaba.

A España le debe interesar este informe no sólo por estar ausente de él, sino sobre todo porque refleja una renacionalización clara de la política exterior francesa. Salvando las distancias y los intereses diversos (por ejemplo respecto a América Latina), algunos de los análisis son también aplicables a este país. No estaría de más que el Gobierno de Zapatero encargara un informe así sobre España y la globalización que sirviera para un necesario gran debate nacional que brilla por su ausencia.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_