La intervención de Sarkozy

No era de menos esperar que el actual presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy, esté liderando una posible intervención militar contra insurgentes en la República del Chad, bajo el mandato de una resolución internacional que, cómo no, se aprobó con la unanimidad de los Estados con mayor interés comercial -exceptuando a Rusia, un miembro permanente que probablemente prefirió no asumir el coste político ante un bloqueo en el seno del Consejo de Seguridad.

Tristemente, el dinero vuelve a ser más importante que la vida humana. Si de estrategia humanitaria se tratara, nuestro héroe de la prensa rosa debería al menos haber respondido a su obligación de negociación pacífica, no mentir, y exponer públicamente el miedo a que los contratos comerciales (habidos y por haber) sobre los recursos naturales en el Chad entren en peligro ante una eventual victoria de la insurgencia.

¿De qué sirve dar respaldo occidental a uno de los Gobiernos más corruptos del mundo? Si Sarkozy y su "comunidad internacional" respondieran a criterios verdaderamente altruistas para lanzar una intervención humanitaria, tal y como ya lo sugirió la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía Estatal, como mínimo, establecería un plan de negociación con todas las partes implicadas y evitaría una aventura militar que va a generar aún más sufrimiento e inestabilidad.