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Análisis:ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La justicia pierde los papeles

Sean Hodgson ha permanecido 27 años preso en Reino Unido porque a un instituto forense se le perdieron unas muestras que le habrían exonerado de culpa en un caso de asesinato.

Hodgson, hoy de 57 años, fue condenado a cadena perpetua en 1982, acusado de haber matado a Teresa de Simone, de 22, camarera en un pub, crimen ocurrido en diciembre de 1979.

Las principales pruebas contra el ciudadano las proporcionó él mismo. El entonces condenado padece un desorden mental que le induce a mentir de forma compulsiva y a acusarse de todo tipo de crímenes, como hizo en aquel primer juicio.

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Hace 11 años, sin embargo, Hodgson encargó a una firma legal que tratara de resucitar su caso buscando unas muestras orgánicas relevantes para esclarecer el crimen. Pero los forenses respondieron que habían sido destruidas. Y sólo en marzo de 2008, el condenado por mentiroso pidió a otra firma que buscara las dichosas muestras, para comprobarse entonces que se hallaban traspapeladas en un instituto de las Midlands.

Entre 1979 y 1990 gobernó el Reino Unido la llamada dama de hierro, Margaret Thatcher, y aunque, por supuesto, nada tuvo que ver en ese aborto de justicia, sí que comenzó un deterioro de servicios públicos del que es buena expresión esa burocracia inútil. Esas muestras, sometidas al examen de ADN, exculpan más allá de toda duda a Hodgson, y así quedó establecido el miércoles en la vista que revocaba la sentencia de 1982 y le devolvía la libertad.

No hay justicia perfecta, aunque perder papeles sea una de las encarnaciones más perversas de su falibilidad. Pero, por si se precisaran razones, ahí tenemos una más, contra la pena capital: la imposibilidad de excluir el fallo humano del fallo judicial.

En Reino Unido -como en España- no existe la pena de muerte, pero en Estados Unidos sí la hay, y casos de error judicial reconocido póstumamente no son tan infrecuentes. Sean Hodgson se ha comido 27 años de su vida porque el ser humano tiene una gran propensión a equivocarse, pero si le hubieran ajusticiado ya nadie podría haberle hecho hoy justicia.

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