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La madurez de la democracia argentina

La Argentina cumple hoy 200 años. La conmemoración del Bicentenario la entendemos como un proceso en el que la celebración va de la mano de la reflexión. Esto es lo que hemos venido haciendo en el último tiempo. A través de estas líneas queremos hacer partícipes de nuestra celebración a todos los pueblos del mundo y compartir aspectos de nuestra realidad para analizar a la Argentina del presente, en el país y en el mundo, y reflejar nuestras prioridades y objetivos.

Permítanos el lector retroceder hasta aquel 25 de mayo de 1810 para recordar los acontecimientos que nos ocupan. En Buenos Aires, entonces capital del Virreinato del Río de la Plata, los patriotas tomaban la decisión de desconocer a las autoridades coloniales españolas y constituir la primera junta autónoma de gobierno. Aquel desafío al orden colonial era el acto inicial que ponía en marcha la declaración de independencia, y alcanzaría el triunfo definitivo cuando las tropas españolas fueron derrotadas militarmente, tras 10 años de combates, en los campos de medio continente americano. Es a aquellos patriotas y héroes que fundaron nuestra nación a quienes estamos rindiendo homenaje.

Al cumplir 200 años de independencia, el país sigue creciendo y juzga los crímenes contra la humanidad
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¿Cuál es el estado de situación de la Argentina en el año del Bicentenario y qué prioridades forman su perspectiva a mediano plazo? El sistema político democrático, después de casi tres décadas, es una realidad que ha dado pruebas de maduración. El compromiso con los derechos humanos ha retomado impulso tras la anulación de las leyes del perdón y la reapertura de los juicios a los responsables civiles y militares de crímenes de lesa humanidad.

La economía argentina ha crecido a partir de 2003 como no lo había hecho nunca antes desde 1810. La excepcional tasa anual de crecimiento y los saldos positivos de la balanza comercial facilitaron la atención de los compromisos externos a partir de recursos genuinos. En estos últimos siete años, la educación y la salud públicas, otrora instituciones básicas de la integración social, han vuelto a ser valorizadas con presupuestos que triplicarán su participación en las erogaciones estatales.

El Estado ha recuperado su papel principal en la promoción de la investigación en ciencia y tecnología, así como en erogaciones significativas para los ingresos de docentes e investigadores del sistema universitario público, que en distintos momentos del siglo pasado formó a los cinco argentinos galardonados con el Premio Nobel.

Revertir la situación de pobreza es también prioridad del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, para lo cual se están implementando políticas de apoyo a empresas que incorporen trabajadores, promoviendo así el trabajo decente, y aplicando medidas de política social universales a favor de los niños.

Los argentinos somos el resultado del encuentro de las culturas más diversas. La convivencia e integración de inmigrantes de todo el mundo es una particularidad histórica que seguimos reafirmando. Hemos puesto en vigencia, a pesar de la grave crisis económica global, el programa Patria Grande, legislación de avanzada para la regularización de los trabajadores extranjeros.

Bregamos por la vigencia plena del derecho internacional. El multilateralismo es el instrumento más eficaz para la lucha por la paz, la seguridad y para poder ganar la batalla contra la pobreza y la exclusión, las enfermedades, el delito del narcotráfico y la degradación ambiental.

La promoción y la protección de los derechos humanos es una política de Estado que fortalece nuestra identidad como nación, y nuestro liderazgo en la comunidad internacional.

Nos integramos activamente al comercio dentro del Mercado Común del Sur (Mercosur) y sostenemos la necesidad de avanzar hacia una mayor institucionalidad. Impulsamos políticamente a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) como ámbito de participación exclusiva de los países de la región para el mantenimiento de la paz y la democracia. A su vez, llevamos una participación activa en el grupo de países del G-20.

Nuestro reclamo al Gobierno británico, apoyado formalmente por las Naciones Unidas, para discutir la soberanía de las islas Malvinas, está en el espíritu de la población argentina y es uno de los ejes de nuestra política exterior.

Nuestro país tiene deudas pendientes. Las mismas se remontan lejos en el tiempo y representan un reconocimiento de los derechos postergados de vastos sectores de nuestra sociedad. Los compromisos contraídos con el exterior son también prioridad para el Gobierno argentino.

Nuestro país cumple hoy 200 años e invitamos a unirse a la celebración a otros pueblos del mundo, para compartir, en el acercamiento, lo mejor de nuestra gente, nuestra cultura y nuestra historia.

Jorge Taiana es ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina.

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