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Análisis:AGENDA GLOBAL | ECONOMÍA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El mapa inacabado de la construcción

Joaquín Estefanía

EN 2005 SE CONSTRUYERON en España alrededor de 800.000 viviendas, más que en tres países del tamaño de Francia, Alemania y Reino Unido juntos. La cifra será equivalente al final del año en curso. El dinamismo del sector inmobiliario y de la construcción, junto con la evolución de la demanda interna, explican en buena parte por qué el crecimiento del PIB español lleva ya más de una década por encima del de los países de nuestro entorno.

Tantos años de espectacular boom constructor, sin que hasta ahora la burbuja haya pinchado por muchas profecías que se han practicado, explican el cambio de protagonismo en el capitalismo español. Durante mucho tiempo, éste fue sobre todo un capitalismo financiero: los bancos eran propietarios de las principales industrias y una de las fuentes de poder económico (la otra gran fuente de poder era el Estado, a través del sector público). Ahora, los bancos han sido sustituidos en parte por las cajas de ahorro, y en parte por la presencia de las grandes empresas en las bolsas de valores, a través de las cuales han crecido y se han financiado.

Muchas empresas constructoras son gigantescos conglomerados de servicios con presencia internacional. Conviven los apellidos tradicionales supervivientes con una pléyade de nuevos ricos que son semidesconocidos

Que las empresas constructoras españolas se hayan encumbrado en las clasificaciones europeas y mundiales por su tamaño y rentabilidad, y que muchos de los dueños del suelo aparezcan en las revistas especializadas como los más ricos de entre los ricos, no significa que el sector de la construcción haya alcanzado aún toda su madurez en nuestro país, sino que todavía se esperan de él cambios más profundos.

Hay tres características que establecen el mapa constructor en España. En primer lugar, muchas empresas que en su matriz fueron meras constructoras se han diversificado y aparecen como gigantescos conglomerados de gestión de infraestructuras (autopistas, puertos, aeropuertos), transporte (autobuses interurbanos, navieras), servicios urbanos (limpieza, abastecimiento de aguas, depuradoras, señalización, mobiliario...), medio ambiente (desaladoras y reciclaje de residuos), energía (electricidad, biocarburantes), servicios de ingeniería, gestión de maquinaria y hasta operadoras de telecomunicaciones.

En segundo lugar, esta migración hacia otros sectores -en muchos casos, menos dependientes del ciclo económico y de los tipos de interés- no tiene fronteras. El mercado interior es subsidiario. No hay día en que los medios de comunicación no estén salpicados de noticias que desarrollan la entrada de constructoras españolas en otras empresas no ya sólo latinoamericanas, como antes, sino europeas (de la vieja Europa y de la Europa ampliada) y hasta norteamericanas.

Tercero, hay multitud de movimientos de índole interna, que afectan a la propiedad, control y composición de los consejos de administración de las sociedades. Han desaparecido apellidos históricos en el proceso de concentración (los Huarte, Durán, Aguirre Gonzalo, Agromán, Banús, Caprile...), pero emergen otros (Martín, Rivero, Portillo, García Meroño, Hernando, Ger, Bañuelos, Jové, Nozaleda, etcétera) que compiten entre sí, que en alguna ocasión pudieron empezar juntos, y que en estos momentos también sufren los procedimientos de absorción mediante ofertas de compra, a veces amistosas y en ocasiones hostiles.

Aunque a menudo algunos de esos nombres aparecen unidos en actividades paralelas comunes (clubes de fútbol, bodegas, obras de arte, etcétera), es difícil buscarles homogeneidad, más allá de su necesidad de estar cerca del poder político y urbanístico. En el sector de la construcción español conviven distintas generaciones: desde las grandes familias como los Del Pino, Entrecanales, Koplowitz... hasta la generación intermedia, con los Florentino Pérez, los Jové, Luis del Rivero (que quiso quedarse con el BBVA) y Joaquín Rivero (en guerra con la familia Sanahuja), pasando por una pléyade de razones sociales nuevas que practican una lucha encarnizada en busca de tamaño y negocio. El mapa del sector está inacabado.

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