El niño y el lince

Cada día me cuesta más trabajo decir que soy cristiana. La actual campaña que compara al niño con el lince ibérico, para decir al Gobierno que cuide con más interés a los niños que a los linces, me parece escandalosa. No se trata de niños ni de linces, es la mujer la que está en cuestión. Ese género humano que ustedes marginan porque no es "un varón perfecto".

Se trata de las mujeres a las que ustedes excomulgan porque han abortado después de ser violadas. O de madres a las que excomulgan porque han ayudado a sus hijas. Se trata de las mujeres que ustedes reprueban porque han decidido tener un hijo que cure a su hermano, pero... han asesinado embriones que ya tenían toda la carga de ser vida.

Por favor, ustedes están utilizando el cristianismo para "encanallar a España" (carta de Antonio Machado a Unamuno desde Baeza). Jesús siempre miró a la mujer con simpatía y misericordia, era una víctima, y siempre le tendió su mano, nunca la condenó. Para los sacerdotes, escribas y fariseos, sí tuvo durísimas palabras.

Como mujer cristiana, les ruego que se parezcan un poquito al Maestro, o por lo menos que no desentonen tanto.