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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¿Qué pasaría si nunca cantase nadie?

Semana Santa 2007 (vacaciones en París). Grupos de música tocan todos los días en el metro, en el RER, en el Barrio Latino, en la plaza de los Vosgos, en Montmartre. Hay pop, clásica, suramericanos, acústicos, rock, étnico. Hay magos, cantantes, números circenses, llamadas solidarias por cualquier causa..., una ciudad viva.

Sábado y domingo 14 y 15 de abril 2007. Busco un grupo de música clásica en Madrid. Busco en las plazas de España, de Oriente, Ópera, Mayor, Sol, Jacinto Benavente, Santa Ana, Canalejas; calles del Arenal, Preciados, Carmen, Retiro... No encuentro nada. Sólo algún grupo de mariachis en Sol, un grupo de suramericanos con acordeones y contrabajo en Retiro y un oriental con una especie de violín de aquellas latitudes, tocando en una esquina del estanque música tan lejana como indiferente para los transeúntes.

En otra esquina del estanque (plaza de Nicaragua), un pequeño grupo de tres músicos está a punto de comenzar su actuación. Tocarán la acústica, un bajo y un único tambor y caja para marcar el ritmo. Cuando han terminado de afinar y van a anunciar el comienzo, dos municipales se les acercan y les invitan a desistir de su intento y desconectar todo el instrumental ante la indignación de todos los que estamos esperando. Las protestas son inútiles. Finalmente, quien lleva la voz cantante anuncia que no pueden ni siquiera dar comienzo a su actuación, ya que hay una ordenanza municipal que impide el uso de aparatos electrónicos reproductores de sonido en espacios abiertos. Los policías se retiran unos metros, pero observan atentos hasta que sus órdenes se cumplen y los músicos recogen y se marchan.

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Domingo 22 de abril. Continúo intentando encontrar algún músico para las fiestas de mi pueblo. A las 13.00, observo justo en el mismo lugar del Retiro (plaza de Nicaragua) una multitud formando un corro en torno a alguien que está actuando. Cuando me acerco, observo dos personas tocando la guitarra y otra que, con potente megáfono en mano, lanza cánticos religiosos que son seguidos y respondidos por gran parte de los fieles que les rodean (¡aleluya!). Hay además un gran crucifijo, un oficiante vestido con sus hábitos religiosos y un gran cartel que anuncia su pertenencia a una iglesia cercana a Retiro. La policía está por la zona, pero no hacen intención de detener tal acto por motivos de ruido. La oración parece estar a salvo de la reglamentación.

¿Qué pasaría si nunca cantase nadie.

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