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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un plan inaceptable

Europa cometerá un error fatídico para el euro si acepta la quita de las deudas de España e Italia

Europa cometerá un error histórico, probablemente letal para la unidad económica europea, si la Cumbre del próximo fin de semana acepta la idea de una quita de la deuda de países como España e Italia para calcular las necesidades de recapitalización de la banca europea. La Autoridad Bancaria Europea (EBA) proyecta cuantificar las necesidades de recapitalización suponiendo que Grecia deja de pagar el 60% de su deuda, que Irlanda y Portugal no pueden hacer frente al 40% y que España e Italia pueden no hacer frente al 20% de la suya. Es decir, cuestiona la capacidad de España e Italia, países que no han requerido un rescate financiero y que muy probablemente no lo necesitarán, para devolver su deuda soberana. Es la enésima resurrección de la idea de las dos Europas, la primera con países como Francia, Alemania, Países Bajos y Finlandia, y la segunda con los países periféricos (el Mediterráneo más Irlanda y Portugal). Todos en el mismo furgón, sin distinguir si cumplen o no con sus compromisos de deuda y déficit. La vieja farsa de que la Europa central cumple mientras la meridional sestea. La reacción airada de la banca española y la llamada a una respuesta política contundente del Gobierno español que ha hecho Mariano Rajoy está más que justificada.

La torpeza de la EBA empieza porque eleva la necesidad de capital fresco (Tier 1) para todas las entidades bancarias europeas al 9% (hoy el 7%), cuando es evidente que no todas las entidades financieras necesitan recapitalización. Una subida inmotivada de los requisitos del capital tiene como consecuencia una restricción adicional de los préstamos sin que se obtengan mejoras en la situación de los bancos. Un mal paso en tiempos de sequía de créditos. No es una osadía suponer que, como hay bancos franceses y alemanes agobiados por el peso de la deuda griega, la estrategia de la EBA consista en diluir los males de unos en las espaldas de todos.

Pero donde el error se convierte en disparate trágico es en la pretensión de recortar el valor de la deuda soberana de países como Italia o España. A nadie se le ocurre depreciar el valor de la deuda de una empresa con nivel doble A en el 20%; a nadie se le debería ocurrir, salvo locura transitoria, que España (o Italia) no van a cumplir con el 20% de sus débitos. Con una propuesta tan grosera y antieconómica, la EBA está proclamando que los compromisos de ajuste de déficit y deuda de España no sirven para nada y que lo mismo daría que el Gobierno español dejara mañana mismo de aplicar las restricciones presupuestarias que se imponen a la economía real, que tantos empleos están costando, para equilibrar las cuentas públicas. La EBA se mofa de las recomendaciones y mensajes de cumbres europeas y ecofines que postularon la necesidad de la estabilidad fiscal como requisito único para conferir solvencia a las deudas nacionales.

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La burla no acaba ahí. Cuando la autoridad bancaria europea sugiere que los bancos rebajen el 20% el valor de la deuda que tiene que devolver España, la pregunta inmediata es por qué ha de ser el 20% y no el 10% o el 30%. ¿Quién calcula la supuesta pérdida y cómo lo hace? Las autoridades europeas habrán caído en la cuenta de que una propuesta tan mal concebida y tóxica incita al permanente deterioro de los activos. Señala a los especuladores cuál es la vía para enriquecerse con apuestas a la baja. Bastará con calcular que la deuda de un país que hoy se ha depreciado el 20% volverá a caer otro 20% en los próximos seis meses, con el beneplácito de las instituciones europeas. Y así sucesivamente.

Por estas razones, el modo de recapitalización que sugiere la EBA debe ser descartado rotundamente en la Cumbre. Y el Gobierno español debe rechazar tales planes y negarse a aceptarlos si acaso llegaran a aprobarse, porque supondrían el principio del fin del euro.

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