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OPINIÓN
Columna
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El plazo más largo

Joaquín Estefanía

De todos los datos que proporciona trimestralmente la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística, y de forma mensual el paro registrado por el Ministerio de Trabajo, el más lacerante -y es muy difícil escoger entre todos ellos- es el desempleo de larga duración, compuesto por los que llevan más de dos años sin disponer de puesto de trabajo y con escasas perspectivas de cambiar de situación.

En la mejor de las circunstancias, cuando uno lleva más de 24 meses cobrando el seguro de desempleo, deja de hacerlo, pues este mecanismo es operativo para crisis económicas menos largas que la que estamos sufriendo. A partir de ese momento, el parado de larga duración solo tiene como alternativa acudir a la paga escoba de 400 euros (mientras sobreviva a los recortes presupuestarios), las rentas de reinserción de algunas comunidades autónomas o la beneficencia pública o privada.

1,6 millones de personas ya no cobran el seguro de desempleo. Son los parados de larga duración

Las cifras publicadas el pasado miércoles por el Ministerio de Trabajo no dejan lugar a dudas: 3 de cada 10 parados ya no cobran prestaciones de desempleo. De los 4,3 millones de ciudadanos inscritos en los servicios públicos de empleo, más de 1,6 millones están fuera de este seguro, que es como decir ausentes de este pilar protector del Estado de bienestar. Esta cifra es un 6% menor que hace un año, unas 100.000 personas, lo que significa que mientras la coyuntura no cambie, cada mes hay miles de personas (en una tendencia creciente) que salen del corazón del sistema y se convierten en marginados.

La EPA aporta una circunstancia complementaria: alrededor de un 18% de los 4,98 millones de parados que mide esta encuesta son las personas de referencia de una familia, sus sustentadores principales, los q ue antiguamente se denominaban "padres de familia". Así, unas 900.000 personas -y los que dependen de ellas, sobre todo si son hijos menores de edad- corren el riesgo de añadir factores de pobreza intensa a la situación de desempleo que padecen.

Si a ello le sumamos el número de hogares con todos sus miembros activos en paro -1,42 millones (el 4% del total)-, se puede concluir que a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos ocho años por los Gobiernos socialistas desde las políticas públicas, la profundidad y la extensión en el tiempo de las dificultades económicas de los ciudadanos, la insuficiencia de las medidas de protección al desempleo, la falta de articulación de las rentas mínimas autonómicas y las restricciones financieras de las Administraciones públicas (que se multiplicarán en los próximos meses, gobierne quien gobierne), en un contexto de aumento de la pobreza y de la desigualdad, suscitan serios interrogantes sobre el peligro de inestabilidad social en el futuro inmediato.

Por todo ello es por lo que el desempleo es el factor diferencial de España en relación con el resto de los países de la OCDE. -

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