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¿Es posible una reforma global del capitalismo?

Hace unas semanas leímos en EL PAÍS unas interesantes declaraciones de Gordon Brown, el ex primer ministro laborista británico, sobre el sistema financiero mundial en las que reconocía la dificultad -si no la imposibilidad- que encuentran los Gobiernos a la hora de investigar a los bancos. Reconoce que eso hoy es prácticamente imposible, que la banca tiene una movilidad, una independencia y unas reglas que le permiten escapar al control estatal. Brown afirma: "Ahora nos encontramos que como consecuencia de la globalización es necesario que las instituciones globales ocupen el lugar de las naciones. Tenemos que pensar y hacer de forma global. Si no, no conseguiremos resolver nuestros problemas, ni los que tenemos con los bancos ni los del medio ambiente ni los que plantea el terrorismo internacional o la seguridad". Estas últimas palabras abundan en la importancia del control público sobre el sistema financiero. Y en conjunto las declaraciones insisten en algo evidente: que ningún Estado, aisladamente, puede solucionar el problema porque dicho sistema es global: la interdependencia de la banca mundial es mucho más fuerte que la relación de un banco o el Gobierno del país en que está instalado.

Frente al sistema financiero, el mayor poder fáctico mundial, poco puede un Gobierno en solitario
La mera especulación se ha convertido en una industria
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En un momento dado el presidente Mitterrand, quiso resolver el problema a nivel de un solo país, Francia, nacionalizando la banca. Al poco tiempo tuvo que renunciar, porque el sistema financiero internacional amenazaba con estrangular la economía francesa. El capital, que se mueve casi a la velocidad de la luz, se marchaba a otros países y el Gobierno no podía impedirlo. En esta época cualquier medida que afecte al sistema financiero tiene que ser adoptada por el conjunto de los Gobiernos y se aplica simultáneamente en todo el planeta. Esa sería hoy la condición indispensable; tanto si se trata de establecer una tasa sobre las operaciones bancarias, como de cualquier regulación que afecte a los intereses de dicho sector.

Hoy el sistema financiero se ha convertido en buena medida en un fin en sí mismo y a la vez en un poder fáctico mundial más poderoso que ningún otro. En otro tiempo, dentro del capitalismo, el banco cumplía el papel de financiar con créditos a la economía productiva, utilizando el ahorro de las familias para ayudar a las empresas a desarrollarse incorporando los avances de la ciencia y de la técnica; así multiplicaba las riquezas de la sociedad, al paso que se humanizaba el trabajo y reducía el esfuerzo físico de los trabajadores. Pero conforme pasaba el tiempo esta actividad ha ido cambiando. La especulación lo ha ido dominando todo. El funcionamiento de los bancos se ha hecho

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