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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Dos referentes para una carretera

Primer referente: Barcelona, 2007. La provincia de Málaga, la primera en aportación a las arcas andaluzas, se asfixia en sus infraestructuras actuales. Muy atractiva para el turismo, los malagueños se esfuerzan en vivir de ello. No hay otra cosa. Aquí los polígonos industriales no tienen industrias. Son enormes almacenes donde vende todo el que quiere: madrileños, catalanes, vascos, etcétera.

Por eso, de los 1.400 kilómetros de autovías y autopistas alternativas a la nacional N-340, desde Port Bou hasta Algeciras hay un único tramo, entre Málaga y Almería, que, salvo en asfaltado, no ha cambiado nada en los últimos 600 años, desde que entraron las huestes cristianas. Hace no mucho tardábamos cinco horas en hacer los 219 kilómetros Málaga-Almería. Tampoco hemos tenido ni tendremos un ferrocarril que conecte con Levante. Para ir a Barcelona pasamos por Madrid, Zaragoza y Lérida.

Segundo referente: Gernika, 1937. Por la carretera antes aludida, en los primeros días de febrero de ese año huían despavoridas miles de personas: civiles pobres e ignorantes, desarmados, entre ellos cinco de mis familiares. Camino de la zona republicana fueron ametrallados desde el aire y cañoneados desde el mar. Cientos de ellos, mujeres, ancianos y niños incluidos, murieron o se perdieron. Y no ha llegado aún el día en que se entiendan estos actos como la mayor y más notoria e injustificada masacre de la Guerra Civil española. ¿Se dejó influenciar don Pablo de la notoriedad del bombardeo de Gernika? Lo cierto es que su horrorizada pintura describe también al detalle el crimen de la carretera de Almería. Así que, forastero, si pasa por este tramo de la N-340, tenga un recuerdo para ellos. Lo más probable es que sienta un pellizco allí dentro.

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