Sobre los residuos nucleares
Es legítimo que Ana Palacio defienda sus garbanzos y le honra el que haga constar expresamente su relación con la industria nuclear, pero sus afirmaciones sobre el reciclado de los residuos como una suerte de panacea energética (EL PAÍS, 20 de marzo) resultan simplistas, ya que, según muchos expertos, la reutilización del combustible nuclear usado plantea serios problemas económicos y de seguridad.
En cuanto a los problemas económicos, tanto hoy como en el previsible futuro, el coste del proceso aconseja descartar esa reutilización a efectos comerciales. No sólo es el reciclado en sí del combustible una alternativa mucho más cara que la que actualmente se contempla de su almacenamiento y eventual enterramiento posterior (Congressional Budget Office Testimony, 2007), sino que su reutilización "para producir más electricidad" tampoco es económicamente viable. Palacio señala como una ventaja que con ello se ahorraría un 25% del uranio natural, pero ¿qué sentido tiene usar el combustible reciclado en vez del mineral si, como dice el profesor Steve Fetter, es extremadamente improbable que en los próximos 50 años el precio del uranio aumente tanto que haga competitivo el coste del combustible reciclado, hoy abismalmente superior al del uranio?
En cuanto a los de seguridad, y aunque Palacio minimice el riesgo de proliferación, los estudiosos de la materia señalan que, dado que al reciclar se generan mayores disponibilidades de plutonio, aumentaría el riesgo de su sustracción por grupos terroristas, y facilitaría a los países con plantas de reciclado la rápida producción de armas nucleares sin que haya margen para un posible control internacional eficaz (para más detalles puede verse el artículo de S. Fetter y F. N. von Hippel Is U.S. Reprocessing Worth the Risk? en la revista Arms Control Today, accesible en Internet).
